En My week with Marilyn, la opera prima del experimentado director de cintas para televisión, el inglés Simon Curtis, se narran en realidad dos historias. Por un lado, acudimos al reencuentro con Marilyn Monroe, quien se presenta no sólo como la sensual superestrella de cine, sino que además revela su otro rostro: una chica frágil, introvertida, con baja autoestima, que no podía funcionar sin pastillas o sin la asistencia de sus múltiples colaboradores.
Marilyn, nos recuerda Curtis, era un ser casi angelical que, antes que despertar deseo sexual, nos daban ganas de abrazarla, cuidarla, incluso rescatarla, ya sea de la fama, de los fans, de los reporteros, o tal vez de sí misma.
Por otro lado tenemos a Colin Clark (Eddie Redmayne) un joven de 23 años quien, obsesionado por su amor al cine, decide buscar -a como de lugar- una oportunidad para unirse al “circo”, mote con el cual el propio Sir Lawrence Olivier se refería a la industria cinematográfica. Contratado como Tercer Asistente de Dirección (nombre rimbombante para referirse al mandadero) termina conociendo a la mismísima señorita Monroe cuando, bajo la dirección de Olivier, iniciaban el rodaje de “El Principe Durmiente” (cinta que finalmente terminó llamándose El Príncipe y la Corista).
La cinta está basada en las memorias del propio Colin Clark quien en 1957 efectivamente conoció a Marilyn Monroe en el set de filmación. Increíblemente, de aquel encuentro derivó una amistad que pronto se transformó (no podría ser de otra forma) en enamoramiento por parte de Colin hacia la dulce actriz norteamericana, ya para entonces casada con el escritor Arthur Miller.
La primera parte de la cinta es la más disfrutable, es la que nos muestra los entretelones de una producción fílmica de la época: el glamour de las estrellas, los ridículos sindicatos, el profesionalismo de los actores, el orgullo y la emoción de ser parte de la gran máquina de sueños en su época dorada.
En la segunda parte, vivimos junto con Colin su incipiente romance, surgido a partir de una asustadiza y nerviosa Marilyn que llegaba horas tarde a la filmación, se mostraba errática, pero que cuando se decidía, deslumbraba a la cámara y a sus compañeros de rodaje.
My week with Marilyn es un agasajo de actuaciones. El veterano actor y director, Kenneth Branagh interpreta a Sir Laurence Olivier con la intensidad propia del genio que se ve amenazado por la belleza y el carisma enigmático pero misteriosamente frágil de Monroe. “Ella me devora”, dice el mítico Olivier en la voz de Branagh, desesperado al sentirse tan pequeño frente a la cándida rubia.
Y por supuesto, esta cinta no sería nada sin la mágica, dulce, entrañable, perfecta interpretación de Michelle Williams quien se transforma en Marilyn pero sin olvidar nunca a Norma Jean Dorothy, aquella chica de sweater que se transformaría no sólo en la gran superestrella de Hollywood, sino en la fantasía recurrente de toda una generación que aún hoy en día la erige como el epítome de lo sexy, lo frágil, lo hermoso: por siempre Marilyn Monroe
(Dir. Simon Curtis)
My week with Marilyn (Dir. Simon Curtis, 2011)
4 de 5 estrellas.
Guión: Adrian Hodges; basado en los libros “My week with Marilyn” y
“The prince, the showgirl and me”, de Colin Clark.
Con: Michelle Williams, Keneth Branagh, entre otros.