Los orígenes de internet se remontan a la década de 1960, época en la que surge como respuesta a la necesidad de buscar mejores maneras de usar las computadoras y de crear una interacción de dos vías para compartir bases de información a una mayor velocidad y entre grandes distancias.
Desde entonces internet no ha parado de crecer, su uso resulta cada vez más imprescindible y su impacto ha revolucionado el mundo; se ha mantenido a lo largo de recesiones múltiples y sobrevivió, en 2000, a lo que se consideró cercano a un colapso global de su funcionamiento, el entonces llamado “fenómeno Y2K”. Además de haberse arraigado de una forma vital a nuestra cotidianidad y transformar radicalmente nuestra forma de interacción, la red se ha convertido en un fenómeno determinante para la economía global.
De acuerdo al Boston Consulting Group, para 2016 habrá 3 billones de usuarios de internet a nivel mundial; lo que representa casi la mitad de la población total para ese momento. La economía de internet llegará a valer 4.2 billones de dólares en las economías del G-20 para ese entonces, valor que la ubicaría, si se tratara de una economía nacional, dentro de las cinco mejores economías detrás de EU, China, Japón e India, y por delante de Alemania.
Entre los miembros del G-20 las cifras del valor de internet ascendieron a un 4.1% del PIB o 2.3 billones de dólares en 2010, superando las economías de Italia y Brasil. Asimismo, internet está contribuyendo un 8% del PIB, aproximadamente, para algunas economías, logrando impulsar el crecimiento y la creación de empleo.
Los países en vías de desarrollo ya cuentan con 800 millones de usuarios de Internet, sumando más que los usuarios de todos los países miembros del G-20 combinados. En estos países, como en los desarrollados, pesa especialmente el uso de las redes sociales, ya que alcanzan 80% de usuarios.
De mantenerse este ritmo de crecimiento, los dispositivos móviles, teléfonos inteligentes y tabletas representarán cuatro de cada cinco conexiones de banda ancha para el año 2016. Dado el papel que hoy en día juega internet en la cultura global, la velocidad de los cambios a los que está sujeto este fenómeno suelen pasarse fácilmente por alto.
Sin embargo, la tecnología en este rubro ha sido caracterizada por un crecimiento exponencial en la velocidad de procesamiento, ancho de banda y almacenamiento de datos. Un ejemplo muy claro de esto es la evolución de los procesadores, mientras el procesador Intel 80386, presentado en el mismo año en que surgió el primer dominio, procesaba 275 mil transistores, actualmente Intel Core i7 procesa 2.27 millones de transistores, casi 213 veces más. Hoy en día internet ha alcanzado una escala y nivel de impacto que ningún negocio, industria o gobierno puede ignorar.
Esta situación presenta innumerables oportunidades, mismas que los consumidores han aprendido rápidamente a entender y aceptar. Las empresas, especialmente pequeñas y medianas (PyME), han sabido reconocer el motor de crecimiento en este medio y, a pesar de adoptarlo en formas desiguales, se mantienen y funcionan en linea un número mayor de empresas cuyo uso de esta plataforma es cada vez más intenso.
A pesar de la ventana de oportunidad que representa internet, existen ciertas amenazas que son producto de la necesidad y el reto que enfrentan los responsables políticos y reguladores frente a una toma de decisiones correcta en un entorno de rápido movimiento. Es por esto que muchos gobiernos aún se encuentran tratando de determinar cuál será su postura y papel en relación a este medio.
Sin embargo, el impacto económico de internet es cada vez mayor y se fundamenta en una enorme base. En Inglaterra por ejemplo, la contribución de internet al PIB en 2010 fue mayor que la de la construcción y la educación. Mientras que en Estados Unidos, supera el porcentaje de los ingresos recaudados por el gobierno federal con relación al PIB.
La economía de internet en los mercados desarrollados del G-20 crecerá a una tasa anual de 8% durante los próximos cinco años, superando con creces casi todos los sectores económicos tradicionales y la producción de riqueza. La contribución al PIB se elevará a 5.7% en la Unión Europea y a 5.3% para el G-20. En los países en desarrollo, las tasas de crecimiento serán más del doble, con una tasa media anual de 18%; países de los cuales algunos apuestan por un futuro digital con grandes inversiones en infraestructura de banda ancha.
Así también, la economía de internet del G-20 logrará duplicarse entre 2010 y 2016, llegando a emplear a cerca de 32 millones de personas más que en la actualidad. Este crecimiento está siendo impulsado en gran parte por dos factores: el número de usuarios y el rápido acceso en todo lugar. Especialmente, gracias al uso de teléfonos inteligentes, otros dispositivos móviles y a la popularidad de las redes sociales, que están aumentando, particularmente en el mundo en desarrollo, el impacto de internet.
*Sicólogo. Asistente de investigación en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate. david.figueroa@contorno.org.mx