La manifestación estaba convocada para las 12 del día en el Zócalo de la ciudad de México, pero 40 minutos después ya muchos pedían que la marcha se dirigiera hacia el Ángel de la Independencia, donde 24 horas antes se habían reunido miles de antipeñistas.

 

Primero fueron gritos tímidos los que llamaban a la gente a empezar a caminar; “hay desorganización; parece que nadie quiere tomar la batuta”, decía un señor que dijo venir de Iztapalapa con sus dos hijos y su esposa. “Es que con el argumento de que es una marcha democrática nadie quiere hacerse cargo de dirigirla; hay mucha confusión”, agregaba otro señor mientras marchaba sobre la calle Madero.

 

 

Estandartes de Morena, banderas del PRD, pancartas en favor del candidato presidencial de las izquierdas y porras se veían a lo largo del camino; todos se tomaban las fotos, aparecían entre los asistentes la máscara del símbolo universal de las protestas: la de Anonymous que avanzaba entre botargas de súper héroes televisivos, flashes y la torre Latinoamericana de fondo.

 

 

Poco a poco el ánimo de la marcha se calentó bajo el sol de la ciudad de México; las porras y cantos de guerra eran los mismos de un día antes, pero ahora ya no había máscaras de Carlos Salinas, ni de Elba Esther Gordillo aunque unas cuantas de Enrique Peña Nieto. “Somos estudiantes no acarreados”… “Si hay imposición habrá Revolución”… “Este es el pueblo de López Obrador dónde está el tuyo pendejo copetón”.

 

 

Este domingo miles de jóvenes volvieron a tomar la principal avenida de la ciudad de México, la primera vez desde 2006, cuando el tabaquero también buscaba la Presidencia de la República. La primera vez que personas convocadas desde las redes sociales en un fin de semana muy activo ya que el viernes, estudiantes de la Universidad Iberoamericana realizaron una protesta de esa casa de estudios a las oficinas centrales de Televisa en Santa Fe; el sábado se realizó en varios estados del país una marcha en contra del candidato puntero en las encuestas, Enrique Peña Nieto. Y hoy, Paseo de la Reforma se vistió de negro y amarillo, los colores del PRD, partido del aspirante a Los Pinos.