Rafael Moreno, que durante 18 años fue secretario de Marcial Maciel, intentó en 2003 informar al Vaticano de la verdadera vida del fundador de los Legionarios de Cristo, pero “no fue escuchado, ni creído” y el cardenal secretario de estado de entonces, Angelo Sodano, no le concedió la audiencia que le pidió.
Así se asegura en el libro “Sua Santita”, de Gianluigi Nuzzi, que acaba de salir a las librerías en Italia, que recoge documentos reservados y cartas confidenciales enviadas al papa Benedicto XVI y a su secretario particular, Georg Ganswein, filtrados desde el Vaticano.
El libro incluye un centenar de documentos, entre ellos uno de la Secretaría Particular de Su Santidad, escrito a mano en italiano y alemán, con fecha 10 de octubre de 2011, que Nuzzi atribuye a Georg Ganswein, referente a un encuentro de éste con el sacerdote Rafael Moreno, quien fue durante 18 años secretario particular de Maciel, castigado en 2006 por el papa Ratzinger por pederasta.
Ganswein también escribe que Moreno le contó que “ya en 2003 quiso informar a PP II (en la fotocopia del documento que se muestra en el libro la primera P parece una J), pero que no fue escuchado y no le han creído” y que “quiso informar al cardenal Sodano, pero no le concedió la audiencia”.
Nuzzi señala que con PPII, Moreno se refiere al papa Juan Pablo II y asegura que si el secretario de Maciel, que actualmente vive en Brasil, no miente, lo que contó “significa que tres años antes de la versión oficial, en el Vaticano se conocían los detalles la conducta del fundador de los Legionarios de Cristo.
Maciel (1920-2008) fue castigado por Benedicto XVI el 19 de mayo de 2006 por los abusos sexuales que cometió durante décadas contra seminaristas y por la triple vida que llevó (abusos sexuales, uso de drogas y relaciones con mujeres, con las que tuvo varios hijos).
No obstante, Benedicto XVI aseguró en el libro-entrevista “La luz del mundo”, del escritor alemán Peter Seewald, de 2010, que sólo a partir del año 2000 se comenzó a tener puntos de referencia concretos sobre Maciel y que eran necesario tener pruebas ciertas para estar seguros de que las acusaciones tenían base.
El papa Ratzinger reconoció que “por desgracia” el caso fue afrontado “con mucha lentitud y retraso”, debido a que “estaba muy bien cubierto”.
Nuzzi escribe que las “jerarquías” del Vaticano nunca analizaron con atención el caso Maciel y señala que las declaraciones de Moreno confirman que la Curia Romana “a su más alto nivel ocultó a Maciel durante un cierto periodo de tiempo, sin tramitar las acusaciones que les llegaban”.
Moreno logró hablar, según Nuzzi, con el cardenal Velasio De Paolis, encargado por Benedicto XVI de sanear la Legión de Cristo, pero, según señaló a Ganswein, le dedicó “poco tiempo”.
Sobre De Paolis, Nuzzi afirma que el cardenal “jamás ha ocultado” su intención de dar “un perfil bajo” a la investigación sobre Maciel.
También cuenta que De Paolis ha afirmado que la Legión de Cristo está dividida entre los que quieren “claridad y que sean alejados los más estrechos colaboradores de Macial” y quienes pretenden “borrón y cuenta nueva rápidamente” y que éste último es el grupo más fuerte.
Asimismo señala que el escándalo Maciel ha propiciado que disminuyan las donaciones, que la congregación tenga deudas y que haya perdido credibilidad.
El libro, considerado por los observadores vaticanos como la mayor filtración de informes reservados de la Santa Sede, ha puesto de nuevo en la picota a la Curia Romana y el Vaticano ha anunciado que llevará ante la justicia a los autores de la filtración de esos documentos, cuya publicación calificó de “acto criminal”.