Fotos: Ivan Castaneira

 

Ahmed Mulay Ali Hamadi, Ministro Consejero de la embajada de la República Árabe Saharaui Democrática, recibe a 24Horas en una pequeña pero confortante sala de una casa de la colonia Anzures en la ciudad de México. Con voz pausada y con un acento sigilosamente español, se refiere a Sarkozy como un enemigo de la República Árabe Saharaui Democrática.

 

Y para muestra, una escena de reciente creación: el día después del relevo presidencial francés, el ciudadano Nicolas Sarkozy y Claudia Bruni viajaron a Marruecos a vacacionar, bajo el patrocinio del rey Mohamed VI, en un fantástico castillo. En efecto, Marruecos y la República Árabe Saharaui mantienen tensiones históricas. Ahmed Mulay comenta que Francia no logra disipar su nostalgia colonialista al apoyar incondicionalmente a Marruecos.

 

Existen países cuyas identidades se encuentran en permanente proceso de construcción. Pasan los años y los conflictos impiden que la figura del Estado aparezca para otorgarle conducción, y un agregado de destino.

 

La República Árabe Saharaui Democrática se le conoce, desde México, más por sus conflictos con Marruecos que por sus aportaciones comerciales y culturales. Poco se sabe de sus yacimientos de fosfato, uranio y petróleo. Tampoco sabemos que parte de la arena que se encuentra extendida a lo largo de miles de kilómetros en varias playas europeas, procede de la única región africana donde el idioma español es una de sus lenguas vehiculares.

 

Ahmed Mulay Ali Hamadi sostiene que a lo largo de 2 mil 700 kilómetros fronterizos, el rey Mohamed VI ordenó el sembradío de minas personales dirigidas a aquellos saharauis que se atrevan a saltar el muro.

 

El costo monetario marroquí asciende al millón de dólares por día pero sobre todo, el mayor costo, es el repudio de países y personalidades como la de Javier Bardem, embajador global de los saharauis. El pasado 17 de mayo, durante la presentación del documental “Hijos de las nubes. La última colonia”, en Madrid, Bardem declaró que “la justicia universal está de parte del pueblo saharaui”. El documental es guiado por la voz de la también actriz Elena Anaya y los escenarios son los campamentos de refugiados situados en “el desierto del desierto”.

 

Con España, la relación ha sido ambivalente. Ahmed Mulay asegura que la derecha los ha tratado mejor. La correlación nacionalista a sí lo obliga. Por ejemplo, José María Aznar, como le sucedió a Sarkozy con Marruecos, mostró la mano amiga a quien fuera provincia española. La Historia obliga.

 

Sobre Felipe González, Ahmed Mulay tiene el peor de los calificativos: nos traicionó. Prometió que intercedería en las negociaciones con Marruecos a favor de los saharauis. No lo hizo.

 

Años atrás, España entregó los territorios del Sahara (1975) a Marruecos y Mauritania y ambos se enfrentaron al Polisario Saharaui que apoyado por Argelia. Años después Mauritania cedió el territorio en disputa pero Marruecos no.

 

México, comenta Ahmed Mulay, apoyó la descolonización del Sahara Occidental, y desde 1988 el gobierno saharaui estableció su representación diplomática.

 

Desde 2005 la embajada saharaui en cooperación con la Asociación Mexicana de Amistad con la República Árabe Saharaui ha consolidado un programa anual para organizar viajes de mexicanos al Sáhara para convivir con los africanos y conocer su cultura y vida cotidiana.

 

En España, comenta Ahmed Mulay a 24Horas, recibe cada año a 10 mil niños saharauis durante el verano.

 

Los saharauis, escribe Elvira Chaparro en el boletín Ahlan Sahara (de la embajada), “están alejados de aquella imagen sesgada y bárbara, aunque preservan su condición de nómadas, se distinguen por su carácter valiente, diplomático e íntegro, procurando mantener el progreso y desarrollo de su pueblo, a través de compartir costumbres e historia”.