Las marchas gays no son nuevas. Desde que en 1978 salió el primer contingente en la conmemoración de la masacre del 68, cada año la comunidad toma las  calles para recordar el levantamiento de un grupo de travestis en Nueva York contra los abusos policíacos en el bar Stonewall Inn en 1969.

 

La marcha está lejos de ser tan robusta como la de Sao Paulo, la más grande de América Latina. Sin embargo, la mexicana está dotada de una vitalidad caótica y eruptiva, joteril y musculosa, familiar y exhibicionista: femenina avanza al son lésbico que toca una banda. Política y frívola, la Marcha del Orgullo LGBTTTI es una alfombra roja para las elegancias travestis, se hace trans y vigorosamente lésbica.

 

Desde marzo, las mujeres organizan una “Primavera lésbica” dotada de un gran vigor. Como en ninguna otra marcha los lemas políticos están presentes, se formulan demandas lesbianas, se hacen pronunciamientos sobre la política nacional e internacional. El 1 de diciembre se realizan marchas del silencio para conmemorar a los caídos a causa del VIH. Se ha marchado también para conmemorar el 14 de marzo la entrada en vigor de la ley Razú, que instauró los matrimonios entre personas del mismo sexo.

 

Hay quien marcha con fervor; hay quien no se ha perdido una sola, pero también hay quien no ha ido a ninguna y quien la ve desde su ventana.

 

Junio es el mes más gay, el más intenso. La comunidad LGBTTTI saldrá los días 2 y el 30 a tomar la Ciudad de México. En la primera, dirigida por Jorge de la Rosa (dueño del bar Vde+), van los contingentes de los bares: el Nicho, el Tom’s, Living, el New Vaquero, el Papi, Liverpool 100, Spartacu’s…

 

En la segunda marcha están los grupos universitarios y los dirigentes históricos del movimiento gay. ¿Empresarios vs. estudiantes? ¿Intelectuales vs. frívolos amantes de la vida nocturna? ¿Abstemios contra reventados?

 

Hay otras divisiones, por un lado quienes atienden a Enoé Uranga y por otro a David Razú (diputados federal y local del DF, respectivamente, ambos por el PRD). Los primeros se pronunciaron de manera categórica contra la universalización del matrimonio y la adopción; se sentaron en la bancada panista el 21 de diciembre de 2009, y no pierden oportunidad para restarle importancia.

 

Cuestión de egos o, mejor dicho, del ego herido de Uranga, quien se había encargado de encerrar a la comunidad LGBTTTI en el apartheid de las sociedades de convivencia, se encargó de difundir que la sociedad mexicana no estaba preparada para el matrimonio y la adopción.

 

Por otra parte, el trabajo legislativo de Razú se centra en el Estado laico, y es el lema de la marcha del 30 de junio.

 

En la organización de las marchas salen a flote las contradicciones, paradojas y divisiones que existen al interior de la comunidad.

 

Aunque en 2012 los dos comités trabajan dándose la espalda, como águilas austriacas,  los organizadores de la Marcha del Orgullo LGBTTTI despliegan un enorme esfuerzo que debe reconocerse. Tienen el gran mérito de coordinar las opiniones que surgen, hacerse responsables de la seguridad, de que todo salga bien, de coordinar a un gran número de personas, organismos, intereses, opiniones. Independientemente del balance que se haga de las marchas, la comunidad está en deuda con el/los comité(s) organizador(es). La escisión que ha surgido de ninguna manera divide a la comunidad, que puede asistir a ambos eventos.

 

Contrariamente a la encuesta que se hizo en abril pasado en que se preguntaba por Facebook a qué marcha se asistiría yo asistiré a ambas. Si se organizaran cuatro iría a las ocho, a las que pudiera. Los desacuerdos no son raros ni son la excepción en la comunidad LGBTTTI, como no lo son en Heterolandia. (una muestra es la polarización que provoca la contienda electoral). Para nadie es un secreto la vehemencia y la convicción que se imprime a las opiniones personales, a las posiciones políticas al interior del colectivo LGBTTTI. Exigir que la educación en México incluya a la sexualidad (lema de la marcha del 2 de junio); o luchar por el Estado laico (lema de la marcha “histórica” del 30) son dos demandas centrales de la sociedad mexicana actual. Al respecto no hay discrepancia entre bugas y gays. Imposible no abrazar ambas causas.

 

Ajena a liderazgos y carismas, a la postre decepcionantes, la protesta y las marchas ahora se articulan de manera horizontal, espontánea, vía redes sociales. La reina de la marcha tiene olor de fiesta pueblerina y los caciques políticos se vuelven más ridículos en sus pretensiones de ser portavoces únicos. Ya es hora de apropiarse de las estrategias que han revelado ser muy efectivas de “La #MarchaYoSoy132”

 

* Catedrático. Autor de El coloquio
de las perras, (UAM, Azc, 2010)

http://mesterdejoteria.blogspot.mx/