En Durango han asesinado, durante los últimos 17 meses, a nueve mandos policiacos municipales y estatales. Son las cifras en su tipo más altas a nivel nacional, por lo que la fiscalía local busca líneas de investigación para explicar esta supuesta “cacería” de jefes de corporaciones.
Hasta ahora las autoridades de la Fiscalía de Justicia Estatal se han limitado a dar a conocer los hechos, pero no hay avances en las investigaciones respecto a los móviles de los mismos, ni a los presuntos responsables. No descartan que algunos mandos hayan tenido vínculos con grupos criminales.
De acuerdo con el seguimiento ministerial de estos casos, hay un común denominador: no hay detenidos como presuntos responsables de esos atentados.
La ocupación de los cargos vacantes ha resultado ser un proceso más difícil, pues no hay quienes quieran ocupar los puestos, por el nivel de riesgo que corren las policías municipales, principalmente, ya que se encuentran en desventaja de armamento y de equipo, para poder enfrentar a los delincuentes, señalan agentes de tropa de las localidades.
Caso por caso
El último de los homicidios ocurrió apenas el pasado domingo 27 de mayo en el municipio serrano de Pueblo Nuevo, donde fue acribillado Armando Vega Cordero, de 44 años de edad, quien se desempeñaba como director de Seguridad Pública.
El asesinato de Vega Cordero, que se registró a las 12:50 horas en la colonia Plutarco Elías Calles, ubicada en la cabecera de esa demarcación, se suma al ocurrido el pasado 30 de marzo del presente año, cuando Macario Parada Acosta, director de la Policía Municipal de Ocampo, resultó muerto en el interior de su domicilio ubicado en el poblado Las Nieves de esa localidad colindante con el estado de Chihuahua.
Las autoridades buscan alguna relación entre ambos casos, los primeros reportados durante el presente año.
Desde enero de 2011 y a lo largo de ese año, se fueron dando otros crímenes cuyas características eran agresiones con armas largas, tortura, la utilización del llamado “tiro de gracia” y emboscadas.
El último caso de 2011 se dio el 23 de diciembre, cuando asesinaron a balazos al director de Seguridad Pública de la localidad de Santiago Papasquiaro, José Luis Cervantes. Esa demarcación es una de las 10 más pobladas del estado de Durango.
Mientras tanto, el 6 de noviembre de 2011, el cuerpo sin vida de Salvador Hernández Ríos, comandante de la Policía Municipal de Lerdo, fue encontrado con el “tiro de gracia”.
El 13 de mayo, en el Hospital General de la capital de ese estado, fue acribillado el jefe de la Dirección de Investigación del Delito, instancia dependiente de la Fiscalía Estatal, Ricardo de Jesús Sarralde Ramos, quien recibía atención médica tras haber sido objeto de un atentado en la colonia Juan Lira, ubicada en la zona sur de esa ciudad.
Narciso Ochoa Ibáñez, director de Seguridad Pública de Coneto de Comonfort, fue asesinado casi dos meses antes, el 5 de marzo de 2011.
El comandante de la Policía Municipal de Poanas, Diego Piedra, fue decapitado y su cuerpo abandonado en la Plaza Pública de esa demarcación, el 19 de enero del año pasado.
Los matan con sus hijos
Dos casos de agresiones a comandantes fueron de especial gravedad, debido a que junto con ellos fueron asesinados integrantes de su familia.
El 10 de febrero del año pasado, Juan Manuel Luévanos Becerra, comandante regional de la Dirección Estatal de Investigación, y su hijo Juan Manuel Luévanos, de 35 años, fueron torturados y asesinados.
Días antes, el 18 de enero, el subdirector de la Dirección de Seguridad Pública de la misma, Martín Loyo Nájera, fue asesinado junto con su hija de 10 años de edad.