Se les ve emocionados; divertidos y orgullosos de gritar goyas y huelums, de anunciar, micrófono en mano, la universidad o la escuela que representan; de saberse unidos, de no hacer distinciones entre centros públicos y privados, y de ser más de 131, de 132: “¡Somos miles cantando, gritando, soñando…!”
La enorme carpa desplegada en las islas de la UNAM es insuficiente para los que llegan. Las sombras de los árboles, las bancas de aquí y de allá, las escalinatas que bajan de la explanada de la rectoría, el jardín mismo, son buenos para sentarse a escuchar las voces de sus compañeros de más de 150 centros escolares de distintos rumbos del país.
La voz de Sandino Bucio, estudiante de la UNAM, arranca el maratón de presentaciones: “Bienvenidos a la primavera mexicana, donde los jóvenes florecen y esparcen sus ideas como polen, donde se encienden los corazones, se abren las mentes y se hace tangible la ilusión. Esto es un temblor, una ola, es un estallido que ya no parará hasta que se cumplan nuestros deseos: democracia, dignidad, justicia, paz, igualdad, educación, ser libres y que los medios no imponga su mentira. ¡Juntos vamos a florecer!”
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¡DEMUESTREN QUE ESTAMOS VIVOS!- Ahí mismo dibujan en libretas o cartulinas sus consignas: “La verdad nos hará libres”, “UNAM, creando redes sociales conscientes desde 1929”, “Cuestionar, argumentar, conciencia crítica= Universidad”, “Somos ciudadanos mexiquenses. El PRI no vuelve. Lo firmamos y lo cumplimos”, “Oigo, decido y propongo, luego existo”.
Otros arengan ante el micrófono: “¡Estamos hasta la madre todos. Vamos a devolverle el poder al pueblo de México!, “¡Yo soy 132 al servicio de la nación!”, “No queremos una generación más que agache la cabeza, es el momento de la juventud”, “¡Demuestren que estamos vivos cabrones!”, “Todos los que estamos aquí queremos un México diferente. En este momento no hay dudas, sólo una: ¿qué queremos, lograr muchas cosas o lograr cosas importantes?”, “Dicen que somos el futuro, ¡queremos ser el presente!”.
Las voces emocionaban a los ahí reunidos. Una y otra vez remataban con gritos de júbilo, porras y goyas, mientras ante un ventanal de la rectoría –no sin cierto orgullo- el doctor José Narro observaba y sonreía. A fin de cuentas, como él mismo diría, “es mejor que los jóvenes hablen, que griten, en lugar de verlos desesperanzados”.
De ahí por cierto, el apoyo logístico que la propia rectoría ofreció a los jóvenes para ésta, su primera Asamblea Interuniversitaria del Movimiento #Yo soy 132.
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EN EU, “TAN CONFUNDIDOS COMO CUALQUIERA”.- Resulta que no somos los únicos que no entendemos ni pío sobre las detenciones de los generales Tomás Ángeles Dauahare, Roberto Dawe, Ricardo Escorcia.
El diario estadounidense The New York Times publicó ayer que funcionarios de su país están “tan confundidos como cualquiera”, acerca de las razones por las que fueron arrestados los militares y de la fecha en que éstas ocurrieron. Desconocen si las detenciones obedecen a una “urgencia secreta” o tienen relación con las elecciones presidenciales.
El diario apunta que “para algunos estadunidenses, los arrestos confirman un añejo recelo contra el Ejército y han despertado preocupaciones de qué tanto podría estar vinculado” con el cártel de los Beltrán Leyva.
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GEMAS: Regalazo del secretario de Economía, Bruno Ferrari, para aquellos empresarios apanicados por los ataques contra instalaciones y vehículos de Sabritas en Michoacán y Guanajuato: “No veo por qué los empresarios tienen que preocuparse…, se respondió de acuerdo con un protocolo. No veo por qué tiene que ser esto un sentido para que haya pánico, ni mucho menos”.
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