Los estereotipos son más viejos que Twitter. En pocas palabras cabe el mundo.
La pereza mental, quizá, sea el soporte de los candados (estereotipos), una especie de chip mental encargado de moldear el pensamiento de las personas. Un segundo elemento pero totalmente relacionado con la pereza es la televisión. Nada más fácil que definir a los otros a partir de imágenes repetitivas y vehiculizadas en noticieros, telenovelas y películas.
Los estereotipos se heredan. Se consumen en las tiendas de los aeropuertos, en restaurantes, en los estadios de futbol, pero sobre todo, a través de medios de comunicación.
Los estereotipos son las tarjetas de presentación de la ignorancia. Un ejemplo es el “anti yankismo”, promovido en México, desde las páginas del periódico La Jornada. “La culpa de todo la tiene Estados Unidos”, eclipse mental, tan ramplón como los frutos de la ignorancia supina. La Guerra Fría como Zapata vive, vive,vive.
Las campañas políticas se convierten en fiestas de estereotipos. En Francia, Marine Le Pen los utilizó para intranquilizar a los franceses. Los malos son los otros. Vieja fase que nunca envejece.
En Grecia, la sola mención del nombre de la canciller alemana es motivo de rabia. Algo más, Angela Merkel se ha convertido en el mayor desincentivo (para los propios alemanes), para vacacionar en las islas griegas y, sobre todo, en Atenas durante el próximo verano. Durante el primer trimestre de 2012 el turismo extranjero en Grecia cayó un 15%. En particular, Atenas y no tanto islas como Corfú, Creta y Kos. La crisis ha provocado el cierre del 10% de los hoteles (más de mil establecimientos).
En la pasada feria internacional de turismo en Berlín los principales operadores de tours detectaron caídas en la venta de paquetes vacacionales a Grecia en un 20%. Para el buscador de viajes Skyscanner la explicación la tiene Angela Merkel. Los alemanes temen ser mal tratados en Grecia porque el estereotipo ya prendió y no es otro que el de la mala de la película, Angela Merkel.
Le llaman la psicosis anti germana. Y se trata de extrapolar la imagen de la canciller a todo lo que tenga que ver con Alemania. La tierra es fértil. Los griegos han caído en una crisis de identidad y autoestima. Pueden reaccionar de mala manera en contra de los alemanes.
El famoso memorándum redactado por Bruselas (Comisión Europea), y que consiste en realizar recortes de gasto gubernamental in extremis, para los griegos, tiene nombre y apellido. En efecto, la influencia de Merkel en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, y en mayor medida, en la Comisión Europea da como resultado, de manera subjetiva, la psicosis anti germana.
Lo que no permite la reflexión son las emociones descontroladas. Las propuestas de Merkel, de las instituciones europeas y las del FMI, forman parte de una medicina. Sus efectos pueden ser crueles pero no dejan de ser una medicina. La enfermedad fue provocada por diversos gobernantes griegos. Tienen nombres y apellidos y quizá se encuentren vacacionando en lugares paradisíacos. Pero no importa, la confusión permite echarle la culpa a Merkel.
Con la globalización se llegó a pensar en la desaparición de los estereotipos, sin embargo, el desconocimiento siempre será incentivado por la pereza. Lo vemos en las campañas electorales en México, los candidatos utilizan estereotipos para desacreditar a los competidores. Sin estereotipos se quedarían mudos. Una palabra que asusta a todos los candidatos es el de “extranjero”. La Constitución no impide que extranjeros elaboren consultorías políticas, sin embargo, todos los candidatos contextualizan de manera peyorativa a la palabra “extranjero”. Así es la ignorancia. Lo mejor es lo Hecho en México.
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