FOTO: Filemón Alonso-Miranda

Cuando me asalta el miedo invento una imagen, escribió Goethe; se podría parafrasear como cuando me asalta la soledad escribo un tweet. “En Twitter hay una especie de voyerismo generado por una profunda soledad del humano contemporáneo y a la masificación de la existencia a través de las letras que ha modificado la subjetividad. Ha surgido algo nuevo que no acabamos de determinar qué es pero que nos ha puesto a competir por más seguidores en esta Competencia de No-Soledad”, explica el psicoanalista Helí Morales Ascencio de la Escuela de Altos Estudios de París, quien presentó en días pasados su libro Otra historia de la sexualidad (Ediciones de la Noche, 2012).

 

Gilbert Keith Chesterton comentó una ocasión que lo malo de que los hombres hayan perdido su fe en Dios no era que ya no creyeran en nada, sino que ahora creen en cualquier cosa: vehículos, ropa, gimnasio o el teléfono celular, las deidades de lo sucedáneo y las modas en turno. La ciudad es testigo de la proliferación de personas que se desplazan la mayor parte del tiempo con el rostro enchufado a la pantalla de sus celulares en el Metro, camiones, cines, restaurantes, antros, junto al semáforo, antes de dormir… más allá de las ventajas que producen, en el fondo, agrega Morales Ascencio, se encuentra el pánico a la soledad.

 

-Heidegger dijo que el Lenguaje es la Casa del Ser, ¿cómo lo sigue siendo?

-En relación al tema amoroso, ahora se encuentra mediado por la Escritura de la Ausencia, es decir, que la gente ya no se cita para verse offline porque antes ya se escribió. Lo que las redes sociales han generado ha sido una narrativa de la Presencia del Ser a través de las letras para suplir la Ausencia del Cuerpo. Jacques Lacan consideraba que el ser humano se encuentra cruzado por el Lenguaje, por lo que está apegado a una dimensión del goce.

 

En el Tractatus logico-philosophicus, Ludwig Wittgestein escribió en uno de sus más famosos aforismos que “el límite de mi mundo es el límite de mi lenguaje”, si esto es así ¿podemos decir que el limite de mi Lenguaje es el límite de mi soledad? En Muerte sin fin, el poeta José Gorostiza describió la relación del hombre con su mundo y la imposibilidad de la posibilidad de ser libre más allá de este abandono inmanente:

 

Lleno de mí, sitiado en mi epidermis
por un dios inasible que me ahoga,

mentido acaso
por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada,
mis alas rotas en esquirlas de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo.

 

 

 

 

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