Josefina Vázquez Mota no tuvo un solo sparring sino que lanzó obuses contra sus tres contrincantes durante el segundo debate presidencial.
A todos les tocaron señalamientos por parte de la panista, al aspirante priista y al candidato de la izquierda en dosis similares y hasta a Gabriel Quadri, el aspirante que tiene menos de 5% de las intenciones de voto, le reprochó su relación con Elba Esther Gordillo.
Pero el centro de su estrategia, como ya lo había realizado desde hace dos semanas durante sus eventos públicos, fue la demostración de que el PRD y el PRI son “parte de lo mismo”.
Así, acusó a Enrique Peña Nieto de haber financiado un centro de espionaje cuando fue gobernador del estado de México, de ordenar la represión a jóvenes que se manifestaron en su contra el viernes pasado durante el partido México-Guyana y de haberse “escondido en el baño” durante su visita a la Universidad Iberoamericana.
Al candidato de la izquierda lo acusó de haberse afiliado al PRI en 1971, tres años después de la matanza de Tlatelolco en 1968: “no solamente se mantuvo en el PRI sino que compuso el himno del PRI de Tabasco. ¿Cómo se justifica ante los jóvenes a quienes convocó en Tlatelolco? ¿Cómo explica su llamado cuando al parecer ninguna de esas muertes sobre Tlatelolco le importaron?”.
En lo que se refiere al candidato del partido fundado por la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, le dijo que que cada voto que se le diera se le otorgaría a la familia de Gordillo, ya que varios miembros de su familia, incluidos su nieto y su hija, se encuentran en la lista de candidatos a puestos de elección popular.
Cuando éste recomendó ante las cámaras mirar el video en el que Vázquez Mota llama “querida amiga” a Gordillo la panista se limitó a apretar el rostro y en su réplica, se limitó a asegurar que ella era una política “de civilidad” y que la crítica a la dirigente gremial “no es un tema de orden personal”.
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