Aunque cada día se infectan tres mil jóvenes con el virus de VIH, los recursos destinados a la prevención y tratamiento de la enfermedad cayeron 13% en 2010, alertó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.
Cabe recordar que el Fondo Mundial de lucha contra el VIH-Sida, la Tuberculosis y la Malaria redujo o canceló apoyos monetarios a países en todo el mundo debido a que las naciones tampoco están contribuyendo para la lucha contra estas enfermedades.
Dinamarca y Holanda, por ejemplo, redujeron la suma que se comprometieron a pagar; mientras que Irlanda, España e Italia dejaron de contribuir por las crisis económicas que enfrentan sus gobiernos y no hay señal de un compromiso para realizar nuevas atribuciones.
Esto trajo consigo la disminución del fondo de subvenciones mínimas para sostener los programas de tratamiento en los países que más lo necesitan. Aquellos con más posibilidades de pagar sus propias atenciones, quedaron fuera de la ayuda internacional.
Ese fue el caso de México, que dejará de recibir 67 millones de dólares en los próximos cinco años. José Antonio Izazola, director del Centro Nacional de Prevención y Control de VIH/Sida, explicaba recientemente que esto afectará la entrega de condones a grupos vulnerables.
Actualmente, cinco millones menores de 24 años viven con VIH y diariamente se suman tres mil más. “Está en nuestras manos detener los contagios. Los jóvenes son receptivos a los cambios de comportamiento. Con la información adecuada, harán lo que es correcto para su salud”, declaró el titular de la ONU durante una sesión en la Asamblea General.
Recordó el compromiso internacional de reducir el número de nuevas infecciones por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en un millón para el año 2015, lo que significaría duplicar el número de personas que actualmente acceden a tratamientos contra la enfermedad.
Por ello, urgió a redoblar los esfuerzos de prevención, especialmente en los grupos sociales de más alto riesgo con los recursos.
“Sólo podemos alcanzar esa meta si logramos entrar en contacto con las personas que están en riesgo: trabajadoras sexuales, hombres que tienen sexo con hombres, personas que se inyectan drogas, mujeres y jóvenes”, manifestó.
Advirtió, sin embargo, que uno de los mayores obstáculos para extender la protección son los estigmas con los que se asocia a las personas con VIH y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), y llamó a terminar las restricciones y penalizaciones contra estas.
“La discriminación obstaculiza nuestros esfuerzos de respuesta a la epidemia del Sida, porque hace más difícil el acceso a personas que buscan servicios de prevención y tratamiento”, enfatizó.