El próximo 1 de julio, el mismo día en que el país elegirá a un nuevo presidente de la República, Alonso Quintana Kawage asumirá formalmente como nuevo director general de ICA, la mayor empresa constructora del país.
La coincidencia no es menor. ICA obtiene el 95% de sus ingresos de la obra que realiza en México y especialmente de los grandes contratos que obtiene del gobierno federal, por eso las elecciones no son un asunto trivial para su balance, ni para su futuro y Alonso Quintana lo sabe bien. “Ningún partido ni ningún Presidente pueden pretender una política estatista porque ya vimos que así no se puede detonar la infraestructura”, dice categórico.
“Lo avanzado ya está. Hay que mantener la estabilidad del país… hay un camino andado que hay que mejorar, pero no hay que retroceder”, advierte en relación a la posibilidad de que un gobierno de izquierda intente establecer políticas económicas con fuerte presencia estatal.
No admite que ICA sea considerada como la empresa del sexenio y señala críticamente la ineficiencia en la gestión del gobierno en materia de infraestructura lo que ha implicado altos costos para la empresa. “Podríamos caminar a un mucho mejor ritmo”, dice el ejecutivo en entrevista.
ICA es una de las empresas emblemáticas del país que ha sido beneficiada con el énfasis gubernamental en materia de infraestructura. ¿Ha sido ICA la empresa de este sexenio?
ICA no es una empresa sexenal. Tiene 65 años desde su fundación y a lo largo de su vida ha participado con los gobiernos que han enfatizado la creación de infraestructura en el país. No es coincidencia lo que ha pasado en el gobierno de Fox y de Calderón: La crisis de 1995, que para otras empresas quizá duro dos años, para ICA duró ocho años porque hubo una fuerte austeridad en la inversión pública. Los pocos proyectos que hubo se los llevaron, con dumping de precios, empresas asiáticas. Eso nos obligó a reducir nuestro tamaño aunque mantuvimos nuestra reputación y capacidad esperando a que detonara la infraestructura, cosa que surgió a mediados del gobierno de Fox con la presa de El Cajón en 2003. Ganamos ese proyecto, obtuvimos el financiamiento para un proyecto tan importante, recapitalizamos a la empresa y salimos otra vez a bolsa. Ganamos los primeros Proyectos para Prestación de Servicios (PPS). La alianza con Flúor, fundando ICA Flúor en 1993, nos dio la capacidad de ingeniería que es fundamental para los proyectos de Pemex que vinieron después. Entonces, la detonación de infraestructura a mitad del gobierno de Fox nos permite crecer de manera muy importante en estos últimos 9 o 10 años.
Pero el fuerte crecimiento de ICA sí se dio en los últimos 6 años…
Sí. Al entrar el país en esta dinámica y al estar ICA preparada técnica y financieramente, podíamos responsabilizarnos de proyectos importantes como La Yesca, que fue una continuación de El Cajón, o la alianza con Goldman Sachs -que era el fondo de infraestructura más importante del mundo- para participar en el primer paquete del FARAC. Presentamos la mejor oferta en una operación de más de 44 mil millones de pesos.
ICA tuvo todo a su favor: Un gobierno promotor de la infraestructura, liquidez abundante, bajas tasas de interés y grandes proyectos en puerta.
Sí, tengo que aceptar que este es el sexenio de la infraestructura en el que se capitalizó a FONADIN y donde Banobras ha jugado un papel importante financiando proyectos que, de otro modo, no se habrían financiado, como la planta de Atotonilco o las carreteras Oaxaca-Puerto Escondido o la Mitla-Tehuantepec. Se ha tardado pero está saliendo la ley de asociaciones público-privadas con un marco jurídico mucho más claro en temas de derecho de vías o de ofertas no solicitadas. Ha sido un buen sexenio para el país en materia de inversiones en infraestructura y, siendo así, también ha sido bueno para ICA.
¿Ha sido el mejor sexenio en la historia de ICA?
Diría que en la historia reciente de la empresa.
¿Qué opina sobre la eficacia en la gestión pública en materia de infraestructura?
Es una gestión complicada, con muchos problemas. La ley de funcionarios públicos no ayuda en nada porque no se atreven a firmar los cambios que se dan por la propia naturaleza de los proyectos de infraestructura, lo que hace que surjan los reclamos. La secretaría de la Función Pública, que también debería servir a favor de la iniciativa privada, nunca opera así. Entonces, por más que ha sido un buen sexenio y que hay muchas obras, la verdad es que, por esta razón, como empresa tenemos que asumir más riesgos de los que debemos tomar.
Esa toma adicional de riesgos por la ineficiencia en la gestión pública, eleva el costo para los contratistas…
Sí y mucho. Ahora como empresa pública el costo por la mala percepción hacia afuera es muy relevante, por lo que castigan el precio de nuestra acción. Los inversionistas nos preguntan por qué financiamos ampliaciones al gobierno, o por qué se tarda tanto el gobierno en pagarnos, o por qué asumimos todo el riesgo. Nadie niega la calidad de los proyecto pero eso no se refleja en los números ni en el balance de la empresa.
En comparación con otros países en donde operan, ¿cuáles son las diferencias en la gestión gubernamental?
Hay menos restricciones, hay más simpatía con el contratista. Pero por eso ayuda que nuestra empresa sea pública porque allí están las cifras y los márgenes que obtenemos. Si obtuviéramos grandes márgenes y a la vez nos estuviéramos quejando, no tendría caso.
La verdad es que hay mucho que trabajar en el tema de políticas públicas, en mejorar la gestión de la Función Pública en relación a los cambios que sufren estos proyectos. Por ejemplo en el caso de La Yesca hay riesgos geológicos inesperados que obligan a hacer trabajos de estabilización y que deben ser autorizados con rapidez. Lo mismo ocurre con los derechos de vía en la construcción de carreteras.
Es cierto que vamos bien, pero tal vez con un Consejo Nacional de Infraestructura que sea más independiente de partidos y sexenios, y en los que se establezcan los proyectos y sus mecanismos de financiamiento, podríamos funcionar mejor.
¿Diría que el país no está avanzando en infraestructura al ritmo que puede avanzar?
Podríamos caminar a un mucho mejor ritmo, sacando proyectos más rápido que se han comprobado que son rentables. Si bien el país está invirtiendo al 4.5% o 5% del PIB en infraestructura, que no está mal; podríamos hacerlo al 7%. Tenemos que ser mucho más hábiles para medir los beneficios no solo financieros, sino desde la perspectiva social y de detonación del desarrollo. Claro que se tienen que tomar decisiones que también entrañan riesgos y para eso se tienen los mecanismos para enfrentarlos, como el Fonadin o Banobras.
Pareciera que por gestión gubernamental o por rentabilidad ICA no se encuentra muy satisfecha con sus negocios de vivienda o de la operación de carreteras.
No. El DNA de ICA está en resolver los problemas de infraestructura. Es decir, tomar un proyecto de cero hasta su maduración, pasando por la ingeniería, la planeación, el armado de alianzas, estructuración financiera, construcción, operación y llevarlo hasta su maduración. Pero un proyecto maduro es para un fondo de infraestructura sin ningún riesgo. Eso nos obliga, estratégicamente, a diluirnos de ciertos proyectos o a venderlos para tener la capacidad de entrar en nuevos proyectos. Entonces no es que no nos guste. Por ejemplo la vivienda ya está llegando a un nivel de maduración en la que podemos reciclar ese capital y hacer otra cosa. Quizá allí podamos pensar en una fusión o en una venta. En el caso de las carreteras todavía muchas están en construcción. Lo que se espera de ICA, por parte de los accionistas y gobiernos, es desarrollar proyectos.
¿Es más rentable para ICA desarrollar proyectos que operar proyectos maduros?
Sí, es más rentable. Pero no porque vendamos algunos proyectos, quiere decir que dejemos de operar. Como empresa que hemos pasado por todo el ciclo, generamos capacidades de operación.
¿Cuál es su enfoque en ICA al asumir la dirección general de la empresa?
El enfoque está en cómo integrar mejor la ingeniería a los proyectos. El mercado presenta una oportunidad -y complicación a la vez- para mejorar nuestras capacidades de ingeniería, hacer más eficientes los proyectos y tomarlos desde una etapa más temprana. Veo oportunidades importantes en el sector petrolero –todo lo que tiene que invertir PEMEX- en plataformas, refinerías y ductos marinos. Veo oportunidades en las vialidades y edificios a través de esquemas prefabricados. En reducir la incertidumbre natural de un proyecto a través de la ingeniería y la planeación. Además, al dirigir la empresa tengo el reto de detonar el valor de las concesiones; llevarlas a la maduración, transparentar los flujos y el valor.
¿Cuál es la mezcla de ingresos que se ha propuesto entre sus negocios en México y el exterior?
Estamos siendo selectivos en el extranjero. Vemos bien a Colombia que va a detonar mucha infraestructura, vienen proyectos importantes en el ramo petrolero, carreteras, presas y, quizá, metro. También en Panamá, Costa Rica y Perú. En un horizonte de tres a cinco años veo una cuarta parte del negocio fuera del país y 75% en México.
ICA tiene el 95% de su negocio en México muy ligado a los proyectos de largo plazo del gobierno federal y, este 1 de julio, viene un cambio de gobierno. ¿Qué espera de estas elecciones?
Todos los candidatos han sido muy claros en relación a la importancia de la inversión pública en infraestructura como pilar fundamental del crecimiento económico.
Sin embargo cada candidato tiene matices sobre la inversión privada en infraestructura especialmente en algunos sectores clave, como el petrolero.
Ningún partido ni ningún Presidente pueden pretender una política estatista porque ya vimos que así no se puede detonar la infraestructura. Se ha avanzado a través de Banobras, Fonadin, la ley de APP’s, y la consolidación de empresas como nosotros y otras más con capacidades para generar este círculo de valor en la infraestructura que no se puede desestimar.
Hemos trabajado con varios gobiernos en distintas épocas, con el PRI y el PAN a nivel federal, y con el PRD en el DF y vamos a seguir haciendo lo que hemos hecho.
Su premisa para el próximo gobierno es que lo ganado hasta ahora se mantenga y a partir de allí se crezca.
Sí, lo avanzado ya está. Hay que mantener la estabilidad del país, se logró que los fondos de pensiones entren a proyectos de largo plazo, hemos logrado capitalizar al Fondo Nacional de Infraestructura con ciertas privatizaciones que se hicieron bien y nadie se puede quejar. Hay algún candidato que critica mucho esas privatizaciones, que quizá en el pasado se hicieron mal, pero ahora esas privatizaciones ayudaron a capitalizar el sector. Hay que seguir fortaleciendo a Banobras, mantener la ley de APP’s. Es decir, hay un camino andado que hay que mejorar, pero no hay que retroceder.
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