BRUSELAS. La Unión Europea (UE) ha planteado las elecciones griegas del próximo domingo como un referéndum sobre la permanencia del país en el euro, una opción hasta hace poco impensable pero que la crisis ha convertido en algo que ya casi nadie se atreve a descartar.
El mensaje de Bruselas a los electores griegos desde que se convocaron los comicios ha sido claro: “queremos que Grecia siga en el euro respetando sus compromisos”, tal y como resumió al término de la última cumbre comunitaria el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
Es decir, Europa (tanto por no acabar con la idea de que el proceso de integración es irreversible como por los temores al impacto de una ruptura en el euro) quiere que Grecia siga siendo parte de la moneda única, pero para ello debe cumplir con lo pactado a cambio de los dos multimillonarios rescates pactados.
Al menos ese ha sido el mensaje público de las instituciones europeas que, con mayor o menor disimulo, han hecho campaña en favor de los partidos tradicionales y han advertido una y otra vez a Grecia del riesgo de buscar una renegociación de los términos, tal y como defienden los izquierdistas de Syriza.
Bruselas ha insistido a los griegos en que los sacrificios que están viéndose obligados a asumir para cumplir con las directrices de la troika (BCE, FMI y CE) y tener acceso a la financiación europea son mucho menores de los que vivirían fuera del euro.
Aunque Syriza insiste en que si llega al poder apostará por continuar en la eurozona, las instituciones europeas (casi siempre sin nombrar al partido del popular Alexis Tsipras) han subrayado el riesgo de que de las elecciones salga un gobierno que rompa la baraja y empeore aún más la situación, un análisis que comparten algunos expertos.
“Si los griegos votan de una manera que les obligue a abandonar el euro, habrá tal caos que lo que han sufrido hasta ahora les parecerá poco”, explica el secretario general del centro de estudios “Friends of Europe”, Giles Merritt.
Para el vicepresidente de la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, el español Pablo Zalba, no hay “ninguna duda de que Grecia no va a salir del euro”, porque es “lo mejor para todos”.
Zalba asegura que no hay ningún “escepticismo” en Europa ante la idea de seguir apoyando al país heleno.
Sin embargo, la paciencia con Grecia en países como Holanda, Finlandia o Alemania parece agotarse poco a poco.
Un sondeo efectuado en Alemania en mayo revelaba que el 73% de los ciudadanos de este país es partidario de que Grecia abandone la zona del euro, un dato relevante sobre todo cuando los partidos políticos miran ya de reojo a las próximas elecciones germanas.
Así, y pese a muchos desmentidos, en las últimas semanas se han repetido las noticias sobre los preparativos para una salida griega del euro.
Incluso la Comisión Europea ha terminado por admitir que existen discusiones sobre “escenarios” que podrían darse en ese caso y que se le han pedido aclaraciones legales sobre lo previsto en los tratados.