LOS CABOS. Entre la tranquilidad y belleza de las playas que revisten a Los Cabos, se pudo observar ayer un desacuerdo en dos bandas, la primera es entre la Unión Europea y algunos miembros restantes del G20 cuyas diferencias conceptuales y de origen sobre la crisis financiera molestaron, obviamente a la UE. Y es obvio por ser en este momento, la cabeza de turco de la crisis global, en particular Grecia y España. El otro presumible desencuentro ocurrió entre Estados Unidos y China.

 

Una de las primeras expresiones de enojo la tuvieron el presidente del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy, y el de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, quienes en rueda de prensa criticaron a los principales socios del G20. “No estamos aquí para recibir lecciones de nadie”, señaló Barroso. Por parte de Rompuy, dedicó unas palabras al origen de la crisis, es decir, a Estados Unidos. “La crisis financiera la desencadenó EU en 2008 y condenó a países a países a recesiones del 5% y hasta del 10%”.

 

La molestia de Barroso fue incontrolable a tal punto que llegó a sugerir que otros países resuelven muy rápido sus problemas porque son dictaduras, en una clara referencia a China cuyos líderes políticos han sido de los más críticos sobre la crisis europea.

 

También a Argentina le llovieron críticas, en particular a su presidenta Cristina Kirchner en relación a la reciente expropiación de la compañía energética YPF, porque esos actos significan “proteccionismo”.

 

Como se anticipó desde hace algunos días, el eje central en el día inaugural de la cumbre fue la crisis europea. El G20 respaldará en la declaración final de Los Cabos el plan para recapitalizar las entidades financieras en España, que vivió ayer una jornada negra en los mercados con la prima de riesgo en nuevos máximos históricos.

 

“Estamos convencidos de que la situación actual de penalización de los mercados que estamos sufriendo hoy no se corresponde ni con los esfuerzos ni con la potencialidad de la economía, y que eso es algo que se tiene que acabar reconociendo en los próximos días o en las próximas semanas”, subrayó el ministro de Economía, Luis de Guindos.

 

Después de haber comprobado que los resultados de las elecciones griegas no han disipado las dudas de los mercados y, por otra parte, ver cómo la prima de riesgo se disparaba hasta los 574 puntos básicos y el bono español a diez años se situaba en el 7.15 %, De Guindos dejó claro que el mensaje del presidente Rajoy es que “España es un país solvente” y que mantiene su firme compromiso con la reducción del déficit público y las reformas estructurales.

 

Su aspiración quedó recogida en el borrador de conclusiones de la cumbre, en el que los socios del euro se comprometen a “mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y romper la vinculación entre el riesgo bancario y el riesgo soberano”.

 

Según el borrador el G20 apoya a la zona euro a dar “pasos concretos hacia una arquitectura financiera más integrada, combinando la supervisión bancaria, la liquidación y capitalización (de entidades), y un seguro de depósitos”, ejes de lo que sería, según España, la deseada unión bancaria de la eurozona.

 

“Damos la bienvenida al plan de España para recapitalizar su sistema bancario”, añade el documento. De igual manera, en el documento declaratorio se podrá leer: “El G20 dará su apoyo explícito a los planes de la Unión Europea para lanzar una “nueva arquitectura” financiera, que comenzará con la creación de una unión bancaria.

Según una fuente que estuvo en la reunión plenaria, la Unión Europea tuvo un desacuerdo con el resto del G20, en particular con los que acusan a los europeos de detonar cierta desestabilización del sistema financiero mundial con una interminable crisis de la deuda pública en la eurozona.

 

Por su parte, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, al ser preguntada sobre la posibilidad de que el G20 esté cambiando su perfil, desde el financiero inicial hacia uno más político, Espinosa contestó que, por una parte, “se está desarrollando una visión más completa, más amplia” que incluye políticas en varios ámbitos.

 

Pero, añadió, “al final las decisiones sobre cuestiones financieras, sobre políticas fiscales, son todas discusiones políticas”.

 

Espinosa piensa que el creciente papel del G20, un foro de consultas entre los países ricos y las naciones en desarrollo, es un indicativo de que “los procesos y los métodos de trabajo, y quizás los procesos de toma de decisiones en los foros formales de la ONU y otros están quedándose un poquito atrás frente a la necesidad de abordar retos que tienen una dimensión enorme”.

 

El G20, agregó, “no es una organización, no tiene una base jurídicamente vinculante, no deriva de un tratado, sino que es una expresión clara de la voluntad política”.

 

Al evento del G20 también asisten los titulares de instituciones como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

 

Todos ellos fueron llegando sucesivamente al centro de convenciones de Los Cabos hasta que la primera sesión de trabajos quedó instalada a las 15.28 hora local.

 

El último en hacerlo fue el presidente ruso, Vladímir Putin, tan tarde que Calderón ya había ingresado al recinto y no pudo hacerle los honores en la puerta, como al resto de los gobernantes.

 

La cumbre concluirá hoy, y se espera que sea cerrada con una rueda de prensa de Calderón, primero, y por otras conferencias que ofrezcan algunos de los mandatarios.