En los últimos años, ha crecido el orgullo de ser chilango. La ausencia de un gentilicio agradable para los nacidos en la Ciudad de México terminó por arraigar la palabra chilango y hoy incluso es el título de una destacada revista.

 

La ciudad ha sido gobernada 15 años por la izquierda y si bien se han vivido políticas públicas polémicas o no aceptadas por todos, la Ciudad de México ahora es un núcleo de libertades, empieza a vivir cambios positivos en su forma de convivencia (al menos en las colonias centrales) e impera una percepción positiva de la evolución de estos 15 años, plasmada, entre otras formas en este orgullo chilango.

 

Siendo el Distrito Federal una democracia, vive varias particularidades. Para empezar, aún no logra su autonomía plena, no cuenta con una constitución propia y en vez de municipios hay delegaciones, lo cual amarra de las manos a los delegados (no sé si esto esté del todo mal, pues la inmensa mayoría de ellos han resultado, digamos, “finitos”) y reduce el potencial de recaudación al mantenerla centralizada. Pero la particularidad que destaco ahora es esta: todas las encuestas muestran que el candidato del partido gobernante, Miguel Mancera, obtendrá entre 60 y 70% de los votos en la próxima elección. Esto parecería imposible en una democracia.

 

La parte más débil de la evolución de la ciudad en estos 15 años está justo en la falta de una oposición seria y conocedora. Mancera compite contra la ausencia de ideas e innova, incorpora conceptos nuevos como “parques de bolsillo” o “calles completas”, toma el micrófono en foros que no son para políticos.

 

En 2006 al PRI le había funcionado postular a Beatriz Paredes. Buena parte de la campaña la tuvo en 2º lugar hasta que Demetrio Sodi la rebasó. Esta vez la apuesta fue similar, que partiera del 22% que obtuvo en 2006 y que el “Efecto Peña” la levantara, sin aspirar a ganar. El tiro les saldrá por la culata. El PRI tal vez obtenga el 2º lugar, pero no pasará del 20% de los votos y no ganará mayorías gracias a un “Efecto Mancera” que nadie esperaba.

 

Para el PAN la mediocridad los ha hundido mucho más, podrían perder sus bastiones. Alguien tuvo la genialidad de ver que en las encuestas Isabel Miranda de Wallace era una mujer reconocida y sin que ella tuviera un discurso sobre la ciudad, sólo sobre la delincuencia, decidieron postularla. En el primer debate, por ejemplo, reclamaba que el GDF no hubiera entubado el Canal de la Compañía … que está en el Estado de México.

 

Mancera ganará con mayor apoyo del electorado que sus tres antecesores electos. Cuauhtémoc Cárdenas con 48%, Marcelo Ebrard con 46% y Andrés Manuel López Obrador con el 38%. Es pronto para especular qué pasará en 2018, pero independientemente de si Mancera se convierte en un buen jefe de gobierno o en uno malo, si los otros partidos se obstinan en la mediocridad como hasta ahora, lo único que le faltará a la democracia chilanga es una oposición fuerte.

 

Al PRI le cuesta trabajo buscar cuadros nuevos, siempre piensa en las trayectorias de sus postulados (aunque cuando opta por jóvenes generalmente tiene buenos resultados). El PAN a veces arriesga más, pero no en el DF; José Luís Luege, por ejemplo, construye un discurso en torno a la ciudad, finta, pero tanto en 2006 como en 2012 se hizo a un lado.

 

El discurso de la oposición se centra siempre en los mismos elementos de golpeteo, desde las ligas de Bejarano de 2003, el corporativismo perredista, la despenalización del aborto o los matrimonios gay. Así poco se puede hacer, necesitan sentarse a discutir problemas, a generar agendas integrales que abarquen todos los temas, a formar cuadros para que éstos defiendan con ideas una ciudad mejor. No conectan con el orgullo chilango, en el que sí pesan las ideas.

 

@GoberRemes