Los eventos del día de ayer en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ejemplifican por qué falló la estrategia del gobierno federal en la lucha contra el crimen organizado. La muerte de los tres elementos de la Policía Federal se debe a la falta de planeación, coordinación y la puesta en marcha de políticas públicas para enfrentar y disminuir el poder del narcotráfico.
El vocero de la Policía Federal anunció que se realizaba un operativo para detener infraganti a unos delincuentes que estaban intercambiando droga para ser transportada en algún vuelo o estaban recibiendo los estupefacientes. Llama la atención la falta de trabajo de planeación para realizar un arresto cuando supuestamente esto era parte de un operativo. El área donde se llevó acabo el tiroteo presentaba una ventaja táctica para los delincuentes, ya que contaban con múltiples salidas y una afluencia de gente moderada, lo cual facilita el escape de la zona.
También es importante recalcar la facilidad con la que escapan los delincuentes y la facilidad con la que ellos atacan y asesinan a los tres policías federales. El aeropuerto es una instalación estratégica que debe contar con protocolos de seguridad internacional en cuanto a los accesos y las salidas del recinto. Es claro que estos no funcionaron, ya que los delincuentes escaparon con toda impunidad después de haber suscitado un enfrentamiento de al menos cuatro minutos, más dos minutos por lo menos para trasladarse al vehículo y otros dos minutos para salir de la terminal hacia la calle. En este lapso de al menos ocho minutos, las autoridades fueron incapaces de realizar un cerco alrededor de la terminal, donde supuestamente la Policía Federal sabía que se realizaría un operativo para detener a los traficantes de droga, ni tampoco se pudo obtener el apoyo de refuerzos de las demás corporaciones que laboran ahí.
En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hay más de cinco cuerpos de seguridad presentes, así como diversas compañías de seguridad privada. A pesar de este exceso de corporaciones, el aeropuerto ha sido uno de los puntos de entrada de precursores químicos más importantes, así como la salida al menudeo de cocaína y heroína hacía Europa. Esto se debe a la falta de coordinación que existe entre estas corporaciones y la corrupción que no ha sido erradicada por los mandos superiores.
Es común ver filtros en áreas donde no hay cámaras o a la mitad de los pasillos, ya sea de miembros del Instituto Nacional de Migración, Aduanas o la misma Policía Federal en los vuelos que arriban a primera hora o a las salidas nocturnas. La mayoría de las veces las víctimas son migrantes, que como siempre, se han vuelto la población más vulnerable.
La falla radica en la falta de un mando único, y esto ha vuelto a los aeropuertos y puertos del país en mini feudos de corporaciones que no colaboran entre ellas y facilitan la corrupción. El director del AICM es coordinador de servicios federales, y no tiene mando sobre las demás dependencias, por eso han realizado protocolos de coordinación, pero en un momento de crisis como el de ayer hemos visto como estos no funcionaron. Esto se replica a lo largo de todos los puertos y aeropuertos del país, donde la falta de un mando único crea espacios de oportunidad para la delincuencia. Este es el panorama del aeropuerto más importante del país, cómo estarán los demás aeródromos donde hay vuelos privados, donde no hay vallas perimetrales completas, donde no existe un registro único del personal que labora.
¿Quién es la autoridad responsable de este evento? La SCT, por no contar con protocolos de seguridad en una instalación estratégica; la SSPF, por haber llevado a cabo un operativo mal diseñado; la PGR, por no haber apoyado la investigación; las demás policías por no haber detenido a los criminales; lo más probable es que nadie se haga responsable del evento de ayer. Pero hoy tenemos tres elementos de la Policía Federal asesinados, y nadie se hará responsable de ellos.
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