En la víspera del cierre de campañas, este es un recuento de parte de lo bueno, lo malo y lo feo del periodo electoral.

 

Lo bueno

 

• Los candidatos incorporaron a su discurso la construcción de PAZ. Sus menciones fueron más mercadotecnia política que estrategias de gobierno, pero su incorporación en la agenda pública es un avance.

 

• Los ciudadanos se organizaron y encontraron mecanismos de expresión y canales de comunicación con los candidatos. Intelectuales, organizaciones civiles, y víctimas de la guerra, entre otros, dialogaron con los contendientes, presentaron propuestas concretas y los obligaron a pronunciarse sobre temas específicos.

 

• Emergieron los jóvenes a través del movimiento #yosoy132. Quedo clara su autenticidad y la validez de sus demandas. Demostraron capacidad de organización y convocatoria. Probaron, en un genuino debate entre candidatos, su capacidad para ser respetuosos e imparciales.

 

• El #yosoy132 cuestionó a los intocables: los medios de comunicación. Lograron que se abrieran las coberturas a grupos críticos; que se planteara una revisión de su relación con el poder y que se propusieran nuevos mecanismos para transparentarlos.

 

• Se abrió un espacio de interacción entre los coordinadores de campaña en los medios. El diálogo permitió evaluar al equipo de cada candidato y transparentó y profundizó el análisis de diversas propuestas, riñas y posturas.

 

• A pesar de la operación terrestre de los partidos, no hay condiciones para un fraude.

 

Lo malo

 

• No se cuestionó la estrategia de guerra contra el crimen. La vulnerabilidad de la población hace electoralmente rentable hablar del fortalecimiento de la fuerza pública y limita la discusión sobre la imperiosa necesidad de fortalecer a las procuradurías. Se soslayó la urgencia de transformar esta guerra de balas en una de leyes.

 

• Nadie cuestionó seriamente el rol y la intervención de EUA en la guerra. No se planteó una revisión de fondo de la relación bilateral en materia de cooperación institucional con ese país.

 

• La sensibilidad de los candidatos se quedó en los spots. En sus discursos prevalecen las “razones de estado” por encima del respeto a los derechos humanos. Nadie cuestionó la carnicería que ha sido la guerra ni la impunidad con la que se fabrican culpables ante los medios sin fundamento legal.

 

• Las principales candidatas dejaron mal paradas a las mujeres. Josefina se mostró indecisa, ambigua. La sra Wallace reveló su ignorancia y su compromiso con Calderón más que con los capitalinos. La sra Paredes, se durmió en su huipil.

 

Lo feo

 

Las acusaciones de corrupción de funcionarios públicos o privados vienen de fuera y poca atención reciben en casa. No se ve voluntad ni estrategia para castigar abusos, ni para cambiar los incentivos que hacen de la corrupción e impunidad problemas endémicos.

 

No se vislumbra un cambio en materia económica que responda más a la realidad y menos a mundos ideales o a intereses. Se excluyó toda discusión sobre economía informal.

 

Los candidatos venden que mano dura, honestidad y eficacia serán suficientes para restablecer el orden. Ninguno refleja la conciencia de que las necesidades, principios y valores de los mexicanos ya cambiaron. Ofrecen la vida de antes, más que la construcción de un nuevo modelo de interacción social.

 

El resultado de la elección presidencial está prácticamente definido. Nos queda la opción de decidir qué tipo de congreso queremos: alineado al presidente, de oposición de izquierda o de derecha. Piénselo bien antes de votar.

 

@cullenaa | Fb: La caja de espejos