En el último día de campaña, el aspirante presidencial Enrique Peña Nieto hizo patente se preocupación porque se reconozcan los resultados de la elección, al manifestar su esperanza de que en todos los partidos políticos haya una actitud seria, madura y responsable para acatar el mandato de los electores.

 

El candidato de la coalición Compromiso por México también expresó su “plena confianza en que las autoridades electorales habrán de hacer un trabajo apegado a la legalidad, de forma imparcial, para dar cuenta de lo que los mexicanos decidan con su voto el próximo 1 de julio”.

 

Peña Nieto escogió para cerrar campaña primero su tierra natal, de la que fue gobernador, y después Nuevo León, una entidad del norte del país en donde hay grandes problemas con la delincuencia organizada.

 

En su cierre de campaña llenó la Plaza de los Mártires y ahí pidió a sus simpatizantes redoblar el paso, que no se confíen, a pesar de que todas las mediciones prevén su triunfo.

 

 

Es necesario, dijo, asegurar con su participación libre, razonada, informada, su voto el 1de julio para tener un triunfo contundente e inobjetable.

 

Aseguró que en caso de ganar la Presidencia tiene una total disposición de colaborar con el gobierno del presidente Felipe Calderón, y que será hasta después de la elección cuando se defina quién formará parte del equipo de transición e iniciará “a tambor batiente” desde el primer día de gobierno.

 

Asimismo señaló que con el Congreso de la Unión, entrante y saliente el próximo 1 de septiembre, buscará trabajar en la construcción de las reformas estructurales que necesita el país.

 

La novedad en el evento fue la presencia de Alejandro Fernández en el templete, quien subió antes que los candidatos a diputados y senadores y que el propio gobernador, al final del mitin, cuando todos levantan las manos para las fotos.

 

 

Los priistas fueron con sus globos rojos con los que hacían ruido, hubo una gran cabeza de papel maché con la cara de Peña Nieto y entre las filas un grupo de jóvenes le pusieron una camiseta con una foto de tamaño natural del candidato y la levantaron todo el tiempo con un palo.

 

Fue un evento mesurado, sin grandes porras, ni mayores manifestaciones de júbilo, la plaza estaba llena, hubo un helicóptero que sobrevolaba pintado de rojo y con las letras EPN, pero simplemente pareció un mitin más, ni siquiera tuvo la emotividad de hace una semana en Atlacomulco.

 

Señaló que el Estado de México vio nacer una nueva forma de hacer gobierno, que es saber escuchar para enriquecer la visión de la política pública. “Ahora vengo haciendo lo mismo, oigo todas las voces, fundamentalmente las que no coinciden conmigo”.

 

En la entidad natal del candidato priista sólo hubo algunos muchachos con cartulinas del movimiento #YoSoy132.

 

 

En el mitin en Toluca estuvo acompañado de los integrantes de la dirigencia priista, los coordinadores de los legisladores y de su esposa Angélica Rivera y sus hijos.

 

Por su parte, el gobernador Eruviel Ávila manifestó que “esto no se acaba hasta que se acaba” y que no pueden parar cuando hay tanto en juego, México quiere y merece un gobierno eficaz.

 

“Demos el último estirón, echemos la carne al asador, es el tiempo de que Peña llegue a la Presidencia de la República”, dijo.

 

En Monterrey señaló que disminuir la pobreza, recuperar la paz y el crecimiento económico “son las grandes metas a las que me voy a entregar en cuerpo y alma”.

 

En esta plaza norteña, el grupo Pesado dio un concierto al término del evento.