En los últimos 90 días de campañas electorales, los sindicatos en México se han convertido en máquinas para atraer votos, sin embargo, seguirán siendo perseguidos y están en riesgo de desaparecer por no simpatizar con ninguno de los cuatro planes de gobierno de los aspirantes presidenciales.
“Gane quien gane la elección del próximo domingo, los sindicatos seguirán siendo perseguidos, porque cada quién ya asumió una postura electoral”, afirmó Vidal Romero, profesor-investigador del departamento de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Ha quedado claro cuál será la postura del ganador de las elecciones del 1 de julio, porque el sindicato de petroleros, la FTSE y una parte del SNTE apoyan al priista Enrique Peña Nieto.
Los mineros, los electricistas y los sindicatos independientes como STUNAM, ASA, ASPA y la disidencia magisterial, abiertamente están con Andrés Manuel López, expresó el investigador.
Otros organismos sindicales de menor fuerza se han sumado, incluso están en contra del PAN, mientras el sindicato de los profesores dirigido por Elba Esther Gordillo juega en dos bandos, pues está con el PRI y a la vez tiene al Panal como su propio partido, añadió el catedrático.
La lucha sindical en el sexenio de Vicente Fox y Felipe Calderón ha sido visible por la persecución de personajes como Napoleón Gómez Urrutia, secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, que desde 2006 vive en el exilio en Canadá al ser acusado de lavado de dinero a través de un fondo de 55 millones de dólares donde se guardaban las cuotas sindicales de los trabajadores.
Otro ejemplo de persecución fue el SME, un sindicato sin ser tocado por las administraciones priistas de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Sin embargo, con la extinción de Luz y Fuerza del Centro el 1 de octubre de 2009, el gremio ha sido el más golpeado por Calderón al liquidarlos y dejarlos sin empleo.
También los gobiernos panistas han consentido a organismos como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, luego de que fueron piezas clave para que Calderón en 2006 ganara la Presidencia. Ahora ambos organismo han vendido su estabilidad al PRI.
La persecución sindical en la República Mexicana inició en 1982, cuando se insertó el neoliberalismo económico, pero con los dos últimos gobiernos de Acción Nacional esa tradición siguió fortaleciéndose, manifestó Francisco Zapata, investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (Colmex).
“Hay una crisis de sindicalismo, porque los trabajadores están en un puesto laboral muy precario, así como por un desarrollo dispar de la economía mexicana y el cambio en el reclutamiento sindical”, dijo Zapata.
A mayo de 2012 había dos millones 214 mil desempleados y más de 13 millones de mexicanos trabajaban en el sector informal, sin asistencia social y médica, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“Los sindicatos en el país no son simplemente unos actores movilizadores de cuando 10 millones de votos, sino también defienden los derechos laborales y los contratos colectivos de trabajo”, comentó Zapata.
Además, las dirigencias sindicales serán los principales actores que pueden detener la aprobación de las reformas estructurales en el próximo sexenio, advirtió JPMorgan.
En un análisis de México de cara al 1 de julio, los analistas del banco de inversión destacan que los vínculos del PRI con muchos líderes sindicales le permitirá una mejor plataforma de negociar las reformas, en caso de que gane. Sin embargo, candidaturas plurinominales al Senado de la República como la de Carlos Romero Deschamps, dirigente de los petroleros, impedirán a ese organismo político aprobar reformas de gran alcance y de impulso económico como la laboral, energética y fiscal.
Ya los primeros visos de defensa se dieron en la celebración del Día del Trabajo en la Ciudad de México, cuando los sindicatos independientes demandaron un “voto de castigo” en contra de PRI y PAN, porque “son instituciones políticas que propiciaron la miseria, pobreza, incluso el desempleo en el que viven millones de mexicanos”.
“Exigimos respeto a la vida interna de las organizaciones sindicales, al tiempo de que rechazamos el outsourcing, con las cuales se convierten de manera ilegal empleos temporales y se individualizan las relaciones laborales”, afirmó Agustín Rodríguez, líder del sindicato de la UNAM, la principal universidad del país.
A su vez, Martín Esparza, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas, pidió votar en favor de López Obrador, pues garantiza el bienestar para los trabajadores. El SME es el principal órgano de apoyo para el ex jefe de la Ciudad de México. Incluso la mañana de ayer miércoles la organización encabezada por Esparza fue acusada de financiar al plantón del Paseo de la Reforma, instalado días después de las elecciones de 2006.
Alejandro Muñoz Reséndiz, ex tesorero del SME, denunció que Esparza entregó 66 millones de pesos a López Obrador entre 2006 a 2009, los cuales terminaron en acciones de cara a su candidatura presidencial por el Movimiento Ciudadano.
“En reuniones realizadas en el restaurante El Círculo del Sureste, ubicado en el Distrito Federal, Martín Esparza entregaba los recursos a Andrés Manuel López Obrador”, dijo quien aspiró a ser el líder de los electricistas.
Las traiciones y acusaciones se fueron hasta la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp) y los burócratas del gobierno federal, quienes le dieron la espalda a Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN.
Víctor Bernardo López Carranza, líder que se formó en las filas del PRI, enfatizó que Vázquez Mota ha denostado al SNTE y a la maestra Elba Esther, y como le faltan argumentos para su campaña ya ha tomado a esa organización como ring de boxeo. “Es poco ético y de síntoma claro de hostigamiento antisindical que se agravie al SNTE, además da muestra de lo que le esperaría al sector obrero, si repite el gobierno panista”, dijo.
Los sexenios panistas ungidos en el poder con el apoyo de los sindicatos ahora les han dado la espalda, dijo el investigador del ITAM.
Sin duda, el próximo domingo “si gana el PRI, tendrá una relación cordial con los sindicatos que lo apoyan y si se lleva el triunfo el PRD, también lo hará”, añadió Vidal Romero.