El viernes pasado se dio a conocer la venta de la mitad de las acciones del Grupo Modelo a su socia Anheuser-Busch InBev en 20 mil 100 millones de dólares, por lo que la cervecera mexicana que produce la famosa Corona Extra pasa a ser propiedad a 100% de la empresa belga-brasileña que es la mayor productora y distribuidora de cerveza en el mundo, por delante de la inglesa-sudafricana Sab-Miller y de la holandesa Heineken.

 

La operación ha quedado registrada como la mayor en la historia corporativa de México, pero también como un extraordinario negocio para las familias dueñas de Modelo por la alta oferta que recibieron y, además, será recordada como una de las grandes marcas mexicanas que pasaron a manos extranjeras.

 

Si bien una oferta 30% mayor que el precio de mercado es suficientemente atractiva como para no rechazarse, la pregunta que subyace en la operación sigue siendo ¿por qué los principales accionistas -como Antonino Fernández, tío de Carlos Fernández, actual presidente del Consejo y director general; María Asunción y Lucrecia Aramburuzabala (esposa de Carlos Fernández), Valentín Diez Morodo, la familia González y los Sánchez Navarro- decidieron vender una empresa tan exitosa en el mercado local como también en los mercados de exportación a través de una marca global como Corona?

 

Por lo menos hay tres razones que deben considerarse:

 

1. Las evidentes diferencias entre AB InBev y Grupo Modelo que no auguraban una relación de largo plazo. La empresa belga-brasileña era un socio incómodo, difícil, para los principales accionistas de Modelo por una sencilla razón: Ambos representan modelos de gestión y filosofías personales muy distintas, casi opuestas. Mientras que Modelo es una empresa gestionada por tres familias, con una administración conservadora, una visión nacionalista y religiosa en lo personal; AB InBev está gestionada fundamentalmente por los inversionistas brasileños provenientes de AmBev, con una mayor agresividad financiera para los negocios, orientados fuertemente a reducir costos y a consolidar su ganada supremacía global. Así, el inesperado socio de Modelo que llegó en 2008 cuando InBev compró a la estadunidense Anheuser Busch, entonces socia de Modelo, resultó no sólo incómodo, sino que se convirtió en el principal candidato dispuesto a abrir la billetera para adquirir Modelo y que sólo buscaba la oportunidad para plantear un precio tal que Fernández y compañía no pudieran negarse.

 

2. Era complicado para Modelo pelear en las grandes ligas con los gigantes cerveceros del mundo. Grupo Modelo no es una empresa global y su modelo de administración conservador se muestra en las varias oportunidades que dejó ir para adquirir empresas competidoras en América Latina. Pero quizá la mayor demostración de ese conservadurismo de gestión fue la venta de la mitad de sus acciones en 1993 a la estadunidense Anheuser a la sazón de la firma del TLCAN, decisión que se entendió como una medida defensiva para enfrentar una potencial competencia estadunidense. Ello le restó flexibilidad para, en todo caso, tomar decisiones estratégicas que le permitieran crecer globalmente a partir de adquisiciones, y ¡vaya que si Modelo tenía ese potencial! InBev sabía que tenía en su socio, Grupo Modelo, a una empresa bien administrada, con una marca global potente y con un mercado mexicano con potencial, pero como socio también sabía que tenía la capacidad de controlar sus ímpetus de expansión. Modelo no tomó la oportunidad para recomprar sus acciones cuando pudo, así que cualquier reacción posterior ya fue tardía, y la venta era su mejor salida.

 

3. La venta de Femsa Cerveza a la holandesa Heineken en enero de 2010 abrió una oportunidad más para que los socios de Modelo consideraran desprenderse de la empresa a un precio atractivo. La operación entre la empresa holandesa y la regiomontana -valuada en 7 mil 347 millones de dólares considerada “barata” para la cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma- significó un desafío de Heineken-Femsa para AB InBev que desde entonces ya buscaba la oportunidad para hacerse con 100% de las acciones de Modelo. A ello contribuyó, de alguna manera, la rivalidad que existe entre Femsa e InBev. Y es que la empresa mexicana se atrevió a adquirir en 2006 a la tercera cervecera de Brasil, Kaiser, que compite con Brahma, la líder brasileña propiedad de AB InBev; pero además InBev es uno de los mayores productores de Pepsi en América, rival de Coca-Cola que embotella Femsa en prácticamente toda la región.

 

En fin, que la venta de Grupo Modelo a AB InBev ha sido un buen negocio para los socios y revela el atractivo de un mercado mexicano de la cerveza que asciende a más de 30 mil millones de dólares y cuyo potencial de crecimiento es atractivo para más de un gigante cervecero.

 

Pero también revela la historia de una empresa que pudo ser más agresiva en su crecimiento global a partir de una marca potente como Corona; pero que sin embargo, ante su excesivo conservadurismo, ha sido devorada por el hambre del gigante brasileño-belga que vino por todo.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

 

 

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