PANAMA. La cuota de caza aborigen de ballenas grises y jorobadas entre poblaciones esquimales de Estados Unidos y Rusia fueron avaladas hasta 2018 por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y esta permisión se extendió a San Vicente y Las Granadinas.
La ratificación sobre el beneficio a la isla caribeña se dio ante el cuestionamiento de varias naciones, en su mayoría de América Latina y con el voto razonado de México.
El delegado Lorenzo Rojas Bracho explicó que su voto se debe a la adhesión de México a convenciones sobre pueblos originarios. “Nos compromete a salvaguardar los derechos y promover los conocimientos y la cultura de los pueblos indígenas”.
Destacó la colaboración de los esquimales en EU y Rusia quienes han contribuido a mantener las poblaciones de ballenas grises, a las que cazan para subsistir. Y lamentó la inclusión de nuevas naciones a este permiso.
“La población estimada de ballena gris es de alrededor de 20 mil, con una tasa positiva de crecimiento; la actual tasa (de caza) no daña el stock”, indicó Rojas Bracho, también presidente del Comité de Conservación de la CBI.
El delegado mexicano ofreció cooperación técnica al país caribeño para trabajar aspectos de manejo de cetáceos. A su parecer, no hay suficiente información y elementos para determinar si esta caza es de subsistencia.
En tanto, organizaciones ambientalistas lamentaron la decisión. “Se ha firmado una sentencia de muerte para más de 20 ballenas jorobadas” destacó Marcela Vargas, representante de la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA).
La propuesta fue apoyada por 48 países, rechazada por 10 y tuvo dos abstenciones.
Esta decisión vuelve difusa la línea entre la cacería para subsistencia y la caza para propósitos comerciales que es sumamente cruel, abundó Vargas.
Además, ambientalistas denunciaron que varios países, entre ellos Groelandia, jurisdicción de Dinamarca, cazan cetáceos bajo el argumento de subsistencia, pero en realidad utilizan la carne para comercializarla.