El Centro Histórico de la Ciudad de México es uno de los lugares más visitados del país con más de 2 millones de peatones al día, aunque tiene un déficit poblacional pues casi 70% del espacio físico construido se encuentra deshabitado por lo que afinan estrategias para incrementar el número de residentes, dice Inti Muñoz, director del Fideicomiso del Centro Histórico.

 

De acuerdo con el censo poblacional de 2010 tiene 34 mil habitantes; antes del terremoto de 1985 habían 90 mil, aunque para 2005 descendió hasta 31 mil personas; sin embargo, en varios momentos de sus más de 500 años de historia llegó a los 200 mil lo que la convirtió en una de las más habitadas del mundo.

 

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial comenzó el problema para el llamado Perímetro A, que comprende lo que fue la Ciudad de México hasta el siglo XIX, con la implementación de las rentas congeladas que con el paso de las décadas llevó a los dueños de los inmuebles a abandonar sus propiedades ante la falta de rendimiento, situación que de paso provocó, a la larga, la falta de mantenimiento de la infraestructura por parte de sus dueños; otro tema fue el traslado de la Universidad hacia el sur de la capital. Cientos de comercios tuvieron que cerrar ante la falta de estudiantes que llenaban los cafés, las tabernas, cuartos y otros servicios. Esto no fue todo, agudizó todavía más la crisis la pérdida de centralidad el traslado de diversas actividades a las zonas periféricas de una urbe que aceleraba su crecimiento.

 

¿Cuál es la función de la Ciudad Histórica? Hay varias respuestas; desde el punto de vista urbanístico es su entendimiento como espacio educador, preservador de la memoria, el lugar origen que transmite lo que somos, lo que hemos sido y lo que queremos ser; por tanto, el Centro no es un mausoleo, una ruina arqueológica, sino polígono físico que representa y sintetiza la identidad de una nación.

 

Ahora, desde una perspectiva arqueológica el Perímetro A, que tiene sus límites entre Izazaga, Eje Central, Eje 1 Norte y Circunvalación, es una galería mortuoria de diferentes arquitecturas que han edificado lo que ahora conocemos como el primer cuadro de la metrópoli: aztecas, españoles, porfirismo, juristas, revolucionarios y postrevolucionarios han dejado su trazos en cada una de las calles de sus 350 manzanas, de las 700 que tiene si se incluye al Perímetro B. De los 9 mil predios que hay, mil 400 son edificios históricos y 400 están catalogados como artísticos.

 

 

“En la recuperación del Centro se han utilizado alrededor de 5 mil millones de dólares en los últimos 10 años; 95% de esos recursos del gobierno del Distrito Federal, 5% de origen federal y otro 5% de la iniciativa privada, entre los que se encuentra capital de Carlos Slim, quien, por cierto, compró 65 inmuebles, en su mayoría vacíos o deshabitados”, agrega Inti Muñoz.

 

Para 2015, 10 de las 60 urbes más grandes del mundo estarán en América Latina, continente que se convertirá en el gran generador de talento del mundo, fenómeno que se explica porque habrá un importante bono demográfico en la región inmersa en economías de desarrollo medio y en procesos de apertura y modernización; la población rural será menor al 20%, el resto vivirá en las ciudades. Según algunos cálculos demográficos, para el 2050 la ciudad de México extenderá sus tentáculos de asfalto hasta Toluca, Pachuca, Cuernavaca, Cuautla, Tlaxcala y Puebla. ¿Cómo se vivirá el tráfico en ese año? ¿Los autos serán como aviones pequeños o nos convertiremos como los personajes de la película Canciones del segundo piso (Roy Anderson, 2000) que se preguntan en qué momento avanzaremos mientras observan la fila de vehículos tan infinita como su

 

 

@urbanitas