El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) está preparado y responde a los estándares internacionales para detectar en el equipaje explosivos y armas, pero no cuenta con la tecnología para descubrir drogas.

 

En los últimos años, un total de 18 equipos de tomografía computarizada fueron instalados en las terminales 1 y 2 del aeropuerto capitalino. La inversión que hicieron las autoridades superó los 200 millones de pesos y permite identificar, en cada una de las maletas documentadas, si llevan material explosivo.

 

Sin embargo, a ese equipo sólo se le instaló el software para detectar desde una bomba hasta pequeños explosivos plásticos, pero no se compró el programa para que, con la misma capacidad, detecte cocaína, heroína, mariguana o precursores químicos esenciales para crear drogas sintéticas, reveló a 24 HORAS un funcionario de primer nivel.

 

Estos equipos detectan entre cinco y ocho segundos, si una maleta transporta armas o algún tipo de explosivo, especialmente de tipo sintético. En el mismo lapso podría identificar cualquier tipo de droga, pero mientras no tengan el software para ello, la máquina deja pasar ese tipo de sustancias.

 

Por el momento, reconocieron funcionarios del gobierno, no existen planes ni presupuesto para adquirir el programa antidrogas.

 

Por lo pronto, para detectar el ingreso o salida de drogas en las maletas de los pasajeros sólo existen los rayos X, que operan las empresas de seguridad privada del aeropuerto y que verificarían los policías federales destacados en el Aeropuerto de la Ciudad de México.

 

Sin embargo, se ha detectado que agentes federales no respetan los protocolos y controles de seguridad, hacen revisiones aleatorias y pasan maletas sin autorización, ya sea por los puntos se revisión o directamente desde las plataformas.

 

Y otro método para detectar la posible llegada de drogas de ciudades o países, es a través del uso de perros entrenados, de las máquinas de rayos X y revisión manual del personal de la terminal aeroportuaria, lo que se ha prestado a corrupción y componendas entre funcionarios federales y organizaciones criminales.

 

Observaciones inútiles

 

Ante la negativa de las autoridades aeroportuarias de adquirir ese software, la Secretaría de la Función Pública (SFP) hizo observaciones en contra de esta posición, ya que consideró, igualmente prioritario, incluir el software antidrogas.

 

Los primeros cuestionamientos al contrato se efectuaron en 2004, y después en 2006. Sin embargo, prevaleció el argumento de los funcionarios del Aeropuerto de la Ciudad de México en cuanto a que la inversión que se estaba realizando era muy alta, que en las maletas que salen del país el índice de trasiego de drogas no registraba altos índices y, en todo caso, se podría adquirir posteriormente.

 

Después de más de ocho años que comenzó a comprarse el equipo y que opera desde 2008 en su totalidad y al 100%, sostuvo la fuente, todavía el software antidrogas no se compra, a pesar de que existe una alerta por parte de las autoridades de Estados Unidos que advierte el incremento del trasiego de drogas por la terminal mexicana rumbo a Europa y ciudades al norte de México.

 

“Sin duda, el software no se compró por una falta de visión de los riesgos y de atender integralmente la seguridad del aeropuerto. Se buscó cumplir con las exigencias y la agenda entonces era el terrorismo, no el narcotráfico. Aunque uno nunca sabe, y quizá si hubo algo de corrupción en la decisión final de no comprarlo, pero eso no lo sabremos porque nunca se investigó”, comentó una fuente consultada del área de seguridad del gobierno.

 

El programa para detectar drogas, precisó, no encarecía el costo de estos equipos, pero como la inversión inicial fue mucha para poder adecuar el área, se descartó cualquier incremento.

 

Desde la primera compra en 2004 y en 2006, explicó un ex funcionario, la Función Pública “cuestionó que no se comprara todo el servicio, pero no atendieron las observaciones”.

 

Las necesidades

 

En 2001, después de los ataques terroristas en Estados Unidos, las autoridades de ese país obligaron a todos los aeropuertos con vuelos a su territorio que incrementaron los estándares de seguridad para frenar amenazas semejantes.

 

Uno de los aeropuertos considerado por los estadounidenses con alto nivel de riesgo para su seguridad, fue el mexicano, por lo que exigieron cumplir con diferentes puntos de seguridad, uno de ellos la instalación de equipo que permitiera detectar explosivos.

 

Después de los ataques del 11 de septiembre, nació Transportation Security Administration (TSA), dentro del Departamento del Transporte en Estados Unidos y que se encargó primero de generar estrategias de seguridad en materia de comercio y personas hacia o desde territorio estadounidense.

 

Posteriormente, se hizo cargo de la seguridad de los aeropuertos y llevó a cabo una tarea de revisión de riesgos en líneas aéreas comerciales, equipaje y formas de control de pasajeros. Para 2003, la TSA se integró al departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security).

 

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