Nueva York. Los alegatos de que la elección presidencial en México fue empañada por la compra de votos socavarán las reformas que el virtual candidato ganador, Enrique Peña Nieto, planeaba impulsar este mismo año, apuntó hoy The Wall Street Journal.
En nota publicada este viernes, consideró también que la resistencia de la izquierda a aceptar los resultados genera dudas sobre si el candidato del PRI representa en verdad una nueva versión “del antiguo partido autocrático”, que ha sido “ampliamente acusado de manipular elecciones para mantenerse en el poder”.
Pese a que analistas opinan que los alegatos probablemente no serán suficientes para cambiar los resultados de la elección, Peña Nieto “no será capaz de romper con la reputación de compadrazgos del PRI ni de impulsar el ambicioso programa ideado para impulsar la estancada economía” de México, añadió la nota del diario.
El equipo de campaña de Peña Nieto tenía la esperanza de que lograría aprobar en una sesión legislativa extraordinaria reformas importantes, en particular la laboral, pero la controversia sobre la presunta compra de votos ha descarrilado esas ilusiones, indicó.
“Teníamos la intención de impulsar la reforma laboral ya bastante avanzada, pero insistir enviaría a grupos de trabajadores radicales a manifestarse”, refirió un asesor no identificado de Peña Nieto citado por el rotativo.
Añadió que “esa ventana de oportunidad se cierra para no provocar a la izquierda y generar más protestas en las calles”.
El asesor aseguró que aún esperan promover reformas en septiembre, antes de que el presidente Felipe Calderón deje el cargo (el cambio de mando está previsto para el 1 de diciembre), pero después de tener una nueva conformación del Congreso (a partir del 1 de septiembre).
La controversia también ha erosionado la confianza de los mexicanos en la joven democracia del país, opinó la nota firmada por Nicholas Casey, porque “las acusaciones resuenan entre los mexicanos, muchos de los cuales recuerdan el gobierno de 71 años del PRI”.
Puntualizó que “la clase de enojo” vista en las manifestaciones del pasado fin de semana “podría amenazar la legitimidad de Peña Nieto entre muchos mexicanos, que recuerdan bien la larga historia de reales y supuestos fraudes electorales” perpetrados por el PRI.