San Diego. El número de civiles muertos a manos de la Patrulla Fronteriza aumenta aún cuando el flujo de indocumentados es el menor en casi medio siglo, informaron varios medios estadunidenses en una investigación conjunta.
Por lo menos 14 hombres han muerto en su mayoría por disparos de patrulleros fronterizos desde octubre de 2009, informaron entidades como i-Newsource, el Fondo Investigativo del Instituto Nacional, radios públicas de Texas y California y la televisión pública estadunidense.
Los medios destacaron el caso del mexicano Anastasio Hernández Rojas, quien murió en mayo de 2010 a los 45 años de edad, padre de cinco estadunidenses.
Hernández Rojas fue esposado a la espalda, sometido boca abajo en un estacionamiento fronterizo en San Ysidro, California, donde al menos una docena de agentes federales lo golpearon, le propinaron patadas y rodillazos, y le aplicaron seis descargas eléctricas inmovilizantes.
Hernández Rojas quedó con muerte cerebral en el acto y dos días después falleció en un hospital de Chula Vista.
Los medios destacaron que este mes un gran jurado debatirá ese caso, que el forense de San Diego determinó como homicidio, porque 16 legisladores federales pidieron una investigación.
El reporte, que incluye a la Red de Noticias, una organización nacional sin fines de lucro, informó que California tomó medidas preventivas al aprobar una ley que limita las deportaciones a indocumentados peligrosos.
Esa acción estatal ocurrió luego de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos refrendara partes de la antiinmigrante Ley de Arizona, la SB 1070.
Los medios atribuyeron a la Ley de Arizona casos como el del mexicano Jesús Castro Romo, quien fue detenido, golpeado e insultado por un patrullero fronterizo, quien, además, le disparó en una pierna.
El agente federal se alejó del lugar desértico, donde quedó Castro Romo desangrándose durante hora y media, hasta que lo encontró un grupo de rescate que pasaba de manera casual por el sitio