Días nublados, lluvias torrenciales durante la tarde noche, vialidades inundadas y hundimientos son la constante en la últimos días en la capital del país. Especialistas aseguran que se trata de un fenómeno atípico derivado del cambio climático, pero también de la invasión del asfalto que conlleva la urbanización desmedida.
Lo ocurrido la tarde noche del lunes es el ejemplo más próximo; hacia las 19:00 horas inició la precipitación y en pocas en pocas horas el agua se acumuló provocando encharcamientos e inundaciones principalmente en el sur y oriente de la ciudad.
Frente a la gran cantidad de agua las coladeras en vialidades como Viaducto Tlalpan, Periférico Sur, la glorieta de Vaqueritos, calzada Miramontes y avenida Pacífico, al sur del Distrito Federal, no se daban abasto, lucían como lagos, según reportaban los propios ciudadanos en las redes sociales.
Al oriente de la ciudad, en la delegación Venustiano Carranza hubo tormenta eléctrica y en Ecatepec el agua alcanzó los 40 centímetros de altura en 10 colonias. Con los zapatos mojados, los capitalinos corrían bajo la lluvia o brincaban charcos de hasta 30 centímetros de profundidad para llegar a sus casas; el metro disminuyó su velocidad y el tren ligero suspendió el servicio a partir de la estación Estadio Azteca.
El asfalto y la ausencia de áreas verdes evitan que el agua de lluvia se filtre al subsuelo, por lo que se encharca o corre hacia el centro y las zonas más bajas provocando inundaciones, coinciden los expertos.
Tan sólo en los últimos seis años la Ciudad de México perdió 15% de su suelo de conservación debido a los asentamientos humanos irregulares y la urbanización que continúa su avance, como ocurre en la zona de Santa Fe.
El caso más alarmante es el Ajusco, un punto importante de recarga, señala Roberto Eibenschutz, investigador del Programa Universitario de Estudios Metropolitanos de la UAM, quien afirma que toda esta población debe reubicarse hacia puntos poco poblados del DF y dejar libre el suelo de conservación.
“El bosque te ayuda a retener el agua, aunque sea un poco, pero si no hay bosques, el agua cae con mayor rapidez y las zonas bajas son las que se inundan primero. Aunque también las zonas semialtas, como Santa Fe, se están inundando porque el agua no tiene para donde correr”, afirma Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
Lluvias raras
Jesús Carachure, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), explica que la lluvia del lunes por la tarde-noche se suma a las que se han presentado en la última semana, “las más constante de toda la temporada” y también las más raras.
El meteorólogo afirma que hay un cambio en los patrones de lluvia: está nublado la mayor parte del día y llueve todos los días, aunque son tormentas torrenciales en puntos específicos que duran unas cuantas horas.
De acuerdo con el SMN la precipitación más fuerte se registró en la colonia Villa Coapa de la delegación Tlalpan, con 56.6 mililitros acumulados durante la noche. En general, la tormenta afectó 136 vialidades y en algunos domicilios el agua inundó las cocheras, según reportes de la Unidad Tormenta del Sistema de Aguas de la Ciudad de México.
Más allá de los baches
Pero más allá de los charcos, inundaciones y baches que dejan las lluvias torrenciales se han observado recientemente enormes grietas y socavones, principalmente en el oriente de la Ciudad de México. Para los expertos esto es resultado del reblandecimiento de las capas del subsuelo, pero sobre todo de la sobreexplotación de los mantos acuíferos del Valle de México.
Dora Carreón Feryre, investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM, explica que el suelo arcilloso que hay en esa zona también juega un papel importante para que la tierra se abra y afecte a la población. Sin embargo, la extracción inmoderada es el principal detonante para que esto ocurra.
El Sistema de Aguas de la Ciudad de México ha asegurado que se extrae el doble de agua que se logra filtrar a los mantos acuíferos, lo que ocasiona grietas y hundimientos en distintos puntos de la ciudad.
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