El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, Abelardo Alvarado, resaltó que las supuestas irregularidades registradas durante la jornada del 1 de julio parecen ser “normales” en una votación que se supone hubo un trabajo duro y complejo.
En un artículo publicado por el semanario Desde la Fe anotó que estas irregularidades dan lugar a la impugnación de resultados, además de poner en manifiesto que las “dádivas” a la gente influyen en la voluntad de los votantes, “no cabe duda”.
Alvarado Alcántara añadió que en las recientes elecciones se pusieron de manifiesto circunstancias que se han venido perfilando en estos últimos años y que ponen en duda la legitimidad de los resultados, “y nos hacen ver que nuestra democracia resulta aún imperfecta”, a pesar de las leyes del (Cofipe) e instituciones que se han creado (IFE, Trife), para asegurar unas elecciones libres y auténticas, tal como lo establece la Constitución.
Subrayó que aun cuando es “obvio” que toda campaña trata de influir en la voluntad de los destinatarios, éstas deberían estar más enfocadas a conseguir un voto razonado y bien informado, y no mediante el manejo de la información en los medios, la publicidad de los partidos, las encuestas que crean en las personas la impresión de que algún candidato va a ser el triunfador, el manejo de los programas de gobierno, el reparto de ayudas (despensas, electrodomésticos, materiales de construcción, monederos electrónicos).
“Esto es lo que ha dado lugar a que se piense que hay inequidad en la elección, particularmente el dinero aportado por los particulares que se presta a la sospecha de rebase en el tope de gastos de campaña establecido por la ley y a la coacción y compra de votos”, señaló.
El obispo auxiliar indicó que el dinero no siempre queda contabilizado como gastos de campaña y por eso se maneja a través de estructuras paralelas de financiamiento, de acuerdo con las denuncias presentadas.
Por ello, aseveró que más allá de estos aspectos que tendrán que irse mejorando mediante nuevas reformas a las leyes electorales, hay un problema de fondo: “la educación y la cultura” que se tiene en México, pues mientras no se cambie, no se puede esperar que sea “un pueblo donde se practica una verdadera democracia”.
Monseñor Abelardo indicó que la verdadera democracia supone el conocimiento y la convicción de los derechos y deberes de cada ciudadano y, por consiguiente, su participación en la búsqueda y consecución del bien común.
Agregó que los partidos deben definir su identidad ideológica y programática, proponiendo plataformas de principios y un programa de acción que responda a los problemas y necesidades del país, además de crear sus bases, tener estructuras y de manera particular formar liderazgos sin los cuales no podrán influir en sociedad.
“Un país con 110 millones de habitantes necesariamente es un país muy plural en sus convicciones y preferencias políticas que necesariamente conducen a la creación de diversos partidos políticos”, comentó.