Lo divertido de la nueva película de Olliver Stone, es la ejemplificación de los valores de narcos mexicanos y americanos ante el encuentro de ambos grupos. Estas posturas, casi caricaturescas, se repiten cotidianamente en nuestra vida política binacional.

 

En la película, el sicario mexicano más sanguinario se escandaliza ante el triángulo amoroso de los jóvenes californianos. Por su parte, los americanos no salen de su asombro ante nuestras violentas masacres.

 

En este contexto, da risa la declaración de Calderón que pide a EUA cambie su constitución (que ha sufrido solo 27 enmiendas desde 1787) ante la matanza en Aurora, donde un joven asesinó a 12 personas en un cine. El presidente los considera salvajes por tener UNA matanza de este tipo cada dos años, mientras él acumuló ya a más de 60,000 muertos con mucha más saña y violencia.

 

En EUA, detuvieron al presunto asesino y le seguirán un proceso justo, con pruebas periciales, además de testimoniales. Aquí, es más fácil fabricar culpables que probarlos. No hay herramientas para ello. Este es el resultado, en parte, del abandono de la Procuraduría General (y la mayoría de las estatales) y de sus áreas de investigación que quedaron casi intactas en los últimos años. Como prueba está su presupuesto, que creció a una tasa de 4.7% en promedio anual. Con eso ni se transforma ni se opera una procuraduría frente a la creciente delincuencia. Es tan obvio su abandono que hasta ahora formalizaron, en el reglamento, a la Policía Federal de Investigación y desaparecieron a la Agencia Federal de Investigación.

 

Los presuntos actos de corrupción de HSBC y WAL MART, los sobornos en CFE y el IMSS fueron detonados y están en proceso de ser penalizados en EUA. Aquí, aunque acusen, se investiga poco, se castiga menos. Ante los medios, las instituciones justifican su falta al culpar a alguien más, o argumentando que no es su atribución (como lo hizo la CNBV en el caso HSBC).

 

Confundimos la relación sector privado – gobierno. A las trasnacionales se les defiende por crear empleos, a las nacionales por costumbre. Mendigamos la inversión, sin establecer las mínimas condiciones de respeto al orden. Sólo se castiga al que estorba.

 

Delincuentes y defraudadores hay en todos lados. Sus negocios solo prosperan con el apoyo de funcionarios o la imposibilidad para detectarlos y castigarlos. Aquí, se margina a la procuración de justicia. Se minimiza el valor de las pruebas periciales y de las investigaciones serias. Se antepone la respuesta a los medios al debido proceso, aunque, en ello destruyan vidas o carreras. Cuando tienen a probados delincuentes, la mala calidad de sus expedientes invalidan sus resultados, salvo ante intereses particulares.

 

Para Stone, la corrupción de los agentes federales sirve para reestablecer equilibrios. Castigan a los que abusan de las reglas, protegen a los demás. Aquí, por falta de elementos, no se toca ni a Wal Mart, ni a HSBC, ni a los otros miles. Se castiga al que estorba no al que se excede.

 

Vemos a EUA como salvajes porque venden armas, pero ellos no acumulan muertos. Hacen la guerra afuera, nosotros adentro. Hay defraudadores pero, hasta los que corrompen fuera, pagan por sus delitos. Aquí reina la impunidad.

 

Es tiempo de entender que la procuración de justicia es una herramienta poderosa para reducir el crimen y la corrupción. El nuevo gobierno debe asumir que se requiere de investigaciones serias y una procuraduría sólida para terminar con este desastre y reconstruir el perdido estado de derecho.

 

@cullenaa | Fb: La caja de espejos