El Cairo. La ciudad de Alepo, centro económico de Siria, se convirtió hoy en el principal campo de batalla de las tropas gubernamentales y los rebeldes, que aseguraron controlar casi la mitad de los barrios de la urbe.
Con el fin de recuperar las zonas caídas en manos de la insurgencia, el régimen de Bachar al Asad ha enviado refuerzos militares a esta ciudad septentrional y recrudecido su ofensiva contra varias provincias, causando la muerte en esta jornada de más de un centenar de personas, según la oposición.
En Alepo, la segunda ciudad del país después de Damasco, los combates se desarrollaron principalmente alrededor de los distritos bajo dominio rebelde, entre ellos Al Sukari y Salahedín, que también sufrieron bombardeos.
Según una testigo que se identificó como Wed al Hayat, la aviación militar del régimen bombardeó el barrio de Al Mashad, mientras que helicópteros castrenses sobrevuelan el área de Salahedín.
Después de que los enfrentamientos comenzaran a asolar Damasco a mediados de julio, la lucha entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) se extendió hace una semana a Alepo.
El pasado 21 de julio, el ELS en esta provincia anunció el inicio de “la operación para la liberación de Alepo de las manos de las bandas de Al Asad” .
El coronel rebelde señaló que sus combatientes controlan todas las comisarías de la policía ubicadas en los barrios bajo su mando, así como un centro logístico utilizado por el Ejército para almacenar alimentos.
Debido a la ofensiva lanzada contra esta ciudad, los habitantes de Alepo sufren de escasez de pan y otros alimentos de primera necesidad, lamentó el mando castrense, que también denunció la ausencia de hospitales para tratar a los heridos.
También en Damasco se registraron enfrentamientos entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales y bombardeos en distintas áreas, entre ellas el barrio de Hayar al Asuad y al campo de refugiados palestinos de Al Yarmuk.
Otras provincias castigadas por los bombardeos fueron Homs (centro), Idleb (norte) y Deraa (sur), donde en el valle de Al Agamy fueron hallados 22 cadáveres pertenecientes a civiles y rebeldes que se desplazaban a la vecina Jordania.
Además de la violencia, el último goteo de deserciones tiene en alerta al régimen de Al Asad, que acusó hoy a “países árabes” de alentarlas, después de que el miércoles el embajador sirio en Emiratos Árabes Unidos, Abdelatif al Dabag, abandonase su puesto y se uniera a las filas opositoras, como ya hizo su esposa Lamia al Hariri, que trabajaba como representante diplomática en Chipre.
Entretanto, la principal coalición de la oposición siria en el exilio, el Consejo Nacional Sirio (CNS), se reúne hoy y mañana en Doha para efectuar una reestructuración interna con el objetivo de acoger en su seno a más grupos opositores.