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Cada sitio tiene sus sonidos característicos, por eso en Coyoacán la Fonoteca Nacional ha comenzado a elaborar el mapa sónico de la ciudad de México; sería interesante que esta iniciativa se llevara a cabo en las 16 delegaciones para conocer en unos años cómo es el paisaje de la metrópoli.
¿A qué suena la ciudad? Por supuesto que a millones de cosas diferentes a la vez como si fuera una esquizoide orquesta de “músicos” que desconocen formar parte de esta sinfónica. En el Distrito Federal casi todo lo que se escucha alimenta la neurosis: claxons, timbres de bicicletas, organilleros, martillos eléctricos, aullidos, vagoneros, aviones, ambulancias, etcétera, por lo que la pregunta debería ser ¿a qué no suena la ciudad? Complicado de responder si tomamos en cuenta de que en el principio fue el sonido; el silencio es el Imposible.
El No-Ruido es algo imposible de pensar qué es, esto mismo ocurre con el No-Lenguaje; no sabemos qué hay más allá de lo que no podemos decir. Ya lo sentenció Ludwig Wittgenstein: de lo que no podemos hablar debemos callar, es decir, lo que no podemos oír debemos callar. Hay lugares, eso sí, en los que los decibeles son muy bajos y nos relajan; sus atmósferas tranquilizantes nos aproximan al silencio, pero no nos sumergen en él.
Los sonidos son una forma de guiarnos por la ciudad. En la película Historia de Lisboa (Wim Wenders) el señor Winter, ingeniero de sonido de cine, se deja llevar por el micrófono para recorrer sin prisas las callejuelas, las zonas viejas, el lugar donde juegan los niños, el acueducto. No necesita más que eso para perderse en la ciudad de Pessoa.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a la que pertenece la Fonoteca, explica que el programa “México suena así. Mapa sonoro de México” tiene como finalidad “crear conciencia sobre la preservación de los sonidos como parte fundamental de la identidad cultural del país”. Entornos naturales, fiestas regionales, sonido de los acentos, modismos, ritmos del habla en las calles, mercados, aulas o centros culturales son los puntos cardinales de este mapa colaborativo. A finales de mes concluye esta segunda convocatoria en la historia del país. Somos habitantes de ciudad, convivimos con el ruido que embellece el momento o aturde la mente.
Para concluir cito al poeta brasileño Ferreira Gullar, quien dice:
El hombre está en la ciudad
como una cosa está en otra
y la ciudad está en el hombre
que está en otra ciudad
pero variados son los modos
en que una cosa
está en otra cosa:
el hombre, por ejemplo, no está en la ciudad
como un árbol está
en cualquier otro
ni como un árbol
está en cualquiera de sus hojas
(aún rodando lejos de él)
El hombre no está en la ciudad
como un árbol está en un libro
cuando un viento allí lo trashoja.
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