Cada minuto una mujer se infecta con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el mundo. “Las mujeres son centrales en la lucha contra el sida”, afirmó Laura Bush, esposa del expresidente estadounidense George W. Bush.

 

En un discurso ayer durante la a Conferencia Internacional contra el Sida, en Washington, la ex primera dama estadounidense subrayó que “la salud de las mujeres afecta a las familias, a las comunidades y a países enteros”.

 

En general las mujeres, y en particular las de minorías en Estados Unidos y las que viven en países de ingresos bajos y medios, han registrado altas tasas de infección con el VIH en años recientes, contagiadas por parejas que abusan de ellas, usan drogas o mantienen relaciones homosexuales.

 

Laura Bush resaltó que en sus viajes a África cuando era primera dama y más recientemente con la fundación de su marido ha podido ver la “devastación” que provoca el Sida, y que son precisamente las mujeres las que luchan con más fuerza contra la epidemia.

 

La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, participó en el mismo foro que Laura Bush a través de una videoconferencia e indicó que está “segura” de que de la conferencia que se celebra en Washington “saldrán nuevas ideas y formas de combatir el VIH”.

 

“Tenemos que hacer entender a la población que éste es un problema que podemos manejar en conjunto”, anotó la líder de la Liga Nacional para la Democracia (LND).

 

Mientras, durante la rueda de prensa diaria en la conferencia varios expertos advirtieron contra la exclusión de grupos vulnerables como drogadictos, prostitutas, homosexuales y personas transgénero.

 

“Podemos poner punto final a esta epidemia, porque tenemos las herramientas, pero no lo lograremos sin la inclusión de estos grupos vulnerables (…) La opción es seguir maniatados por nuestra propia ignorancia”, afirmó el médico Paul Semugoma, del Foro Global sobre el VIH y los Homosexuales.

 

A su juicio, en la actualidad hay buenas opciones para la prevención y el tratamiento, pero resulta preocupante que las autoridades sigan tropezando con problemas como “la negación, el estigma, los prejuicios y la discriminación”.

 

Por su parte, Cheryl Overs, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Monash (Australia), señaló que existe la necesidad de que las trabajadoras sexuales tengan un marco legal que les permita trabajar en un ambiente que reduzca su riesgo al contagio con el VIH.

 

En un foro paralelo sobre la vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales, los activistas debatieron precisamente la urgencia de un marco legal que reconozca su “profesión” y se reduzcan así los riesgos de transmisión del virus.

 

“Creemos que estas trabajadoras merecen tener derechos laborales como el resto, para que tengan condiciones de trabajo seguras, aunque hay resistencia y estamos muy lejos de eso”, dijo Sienna Baskin, codirectora del “Proyecto de Trabajadoras Sexuales” de Nueva York.

 

Washington

 

La capital estadounidense afronta su particular lucha contra el VIH con niveles propios de una “epidemia”, superiores al promedio de algunos países africanos, como Ghana y Liberia. En la actualidad, 2.7% de los washingtonianos tiene este virus.
Las autoridades locales hablaron en 2009 de “una epidemia severa y generalizada de VIH”, una dura sentencia para la capital de la primera potencia mundial, que seguirá vigente hasta que los niveles no sean inferiores al 1% de la población.

 

De momento, impulsado por un plan integral para su reducción, el porcentaje de infectados pasó del 34% a 2.7% entre 2009 y 2010, según el informe anual local.

 

“La población homosexual se mantiene como la de mayor riesgo y continúa como el grupo con más infecciones nuevas. Todavía experimentamos una mayor exposición”, lamenta Brant Miller, de la asociación The DC Center, dedicada al colectivo de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) de la ciudad.

 

Entre los LGTB de la capital, uno de cada siete personas son seropositivas y, entre los que son afroamericanos, la afectación escala hasta uno de cada tres.

 

En la ciudad, entre 2008 y 2010, se duplicaron las infecciones entre las mujeres heterosexuales afroamericanas y hubo unas 800 diagnosis al año de promedio, según el informe anual de 2011.

 

AVANCES CIENTÍFICOS

 

Un fármaco utilizado contra la leucemia ayudaría a detectar el virus VIH-1 cuando se esconde en el interior de las células y entorpece la eficacia de los antirretrovirales, según un estudio publicado por la revista científica Nature.

 

Una vez que el VIH ha infectado las células del paciente y se ha integrado en su genoma, puede optar por continuar activo o permanecer en un estado de latencia.

 

El vorinostat, un medicamento contra un tipo raro de leucemia, podría interrumpir este estado de latencia, que supone el principal obstáculo a la hora de curar la infección, según la investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.

 

Este fármaco induciría la expresión genética del virus y facilitaría la acción de los tratamientos en su contra, según explicó David Margolis, autor principal del artículo.

 

El científico se mostró esperanzado ante este descubrimiento, pero también cauto ya que el vorinostat resulta tóxico en combinación con otros fármacos, por lo que alertó de que es necesaria una investigación más profunda sobre sus riesgos.