Por increíble que parezca, el presidente mexicano, Felipe Calderón, arrancó una campaña proselitista por la Presidencia mexicana… pero la campaña que promueve es la de 2018 y/o la de 2024.
Y la campaña proselitista de Calderón se lleva a cabo por todo el país y -desde hace tres semanas- se realiza de manera simultánea a las actividades formales del primer mandatario por todo el territorio.
Es decir, que el Presidente dedica un tiempo de sus giras de trabajo y actividades formales para reunirse, a puerta cerrada, con los respectivos comités y consejeros estatales del PAN, a los que invita a organizarse en torno a su liderazgo, para “regresar al PAN” al poder presidencial.
Y si existen dudas, vale señalar que -por ejemplo-, el pasado martes el Presidente se reunió con el comité estatal del PAN, en un encuentro organizado en la residencia oficial de Los Pinos. El miércoles, Calderón se entrevistó con los consejeros estatales y nacionales del estado de Jalisco, luego de una gira oficial por esa entidad.
Y la tarde de ayer, nuevamente en Los Pinos, Calderón recibió en la casa oficial a los consejeros del PAN en el DF -incluido el llamado Jefe Diego-, a quienes el Presidente dijo que es urgente restructurar y refundar al partido azul, a fin de que esté listo para regresar al poder en la elección de 2018 y/o la de 2024.
En pocas palabras, que utilizando recursos públicos -los que le otorga su encargo de Presidente de todos los mexicanos-, el aun jefe del Ejecutivo parece dispuesto a encabezar la tarea de sacar al PRI del poder presidencial.
Lo curioso, sin embargo, es que la tarea de echar al PRI del poder la encabeza el segundo presidente del PAN, el presidente al que se le adjudica ser responsable del regreso del PRI al poder, y es una tarea que lleva a cabo el jefe del partido que aún está en el poder y que, paradójicamente, es el mismo partido que echó al PRI del poder en 2012. Un verdadero galimatías.
Sin embargo, vale preguntar. ¿Qué significa que el aún Presidente de los mexicanos, el jefe político del PAN, haya asumido la tarea de encabezar su partido -una vez que deje el cargo de Presidente-, para encabezar el regreso del partido azula al poder presidencial?
DE LOCOS
En efecto, pareciera que asistimos a un espectáculo político de locos. ¿Por qué? La lista de razones de esa “locura política” es extensa y, por eso, proponemos cinco premisas que pueden servir de base para iniciar el debate.
Primero, porque Felipe Calderón sería el primer presidente en romper el viejo tabú del destierro y/o la muerte política inmediatamente después de su gestión al frente del Ejecutivo federal. Es decir, que Calderón se propone ser mucho más que el jefe político del PAN; aspira a ser una suerte del “jefe moral” del partido azul.
Segundo, porque resulta absurdo -si no es que de locos-, que si Felipe Calderón es uno de los principales responsables de la derrota del PAN en las pasadas elecciones, ahora Calderón pretenda convertirse en el principal impulsor de la vuelta del PAN al poder presidencial.
Y es aún más absurdo el tema, si se toma en cuenta que -justamente-, un partido puede retener el poder, cuando hace un buen gobierno. Y lo pierde cuando el gobierno es deficiente, malo o, de plano, cuando el partido es reprobado. Y en el caso del PAN y de sus dos gobiernos federales, lo cierto es que las administraciones de Fox y Calderón no fueron lo que muchos esperaban. De hecho, por eso regresa el PRI al poder presidencial.
Tercero, porque son muchos los indicios de que más allá de buscar el control del PAN, para empujarlo de vuelta a Los Pinos, Felipe Calderón parece buscar ese control, pero para salvar el pellejo. Es decir, que desde el control del Acción Nacional, el Presidente tiene en sus manos la defensa de su gestión. Y, en especial, para defender las acusaciones que las izquierdas lanzarán en su contra a causa de las 50 mil muertes por la lucha contra el crimen y el narcotráfico.
Cuarto, porque con la intervención de Felipe Calderón en la dirigencia del partido azul, se podría dar el caso de una mayor división entre las filas del PAN. ¿Por qué? Por eso, porque hoy existen muchos “panes”: el PAN de Calderón, el de Gustavo Madero; el de Fox, el de la ultraderecha y su Yunque y, claro, el PAN de los militantes.
¿Cuál de todos esos “panes” será ganador? ¿Cuál será capaz de hacer el milagro de la unidad? Y es que la división, la fragmentación y la atomización del PAN, en muchos “panes”, es una de las razones del fracaso escandaloso y penoso del PAN, en tanto alternativa de poder y, en tanto cultura política alternativa.
Y cinco, porque el fracaso del PAN fue mucho más allá de la derrota electoral. En realidad el del PAN fue un fracaso cultural. ¿Por qué? Porque el PAN no nació como un partido que aspiraba al poder, sino como una ideología que aspiraba a la creación de ciudadanos libres, demócratas; a la formación de mujeres y hombres capaces de asumir que en democracia se gana, pero también se pierde.
MADERO, VERSIÓN COMICA
Pero lo más curioso del fracaso cultural del PAN y de la derrota electoral de sus gobiernos es que la pelea entre sus dirigentes y líderes es justamente por eso, por el reconocimiento de las prácticas electorales elementales.
Y para muestra un botón. Resuelta que Gustavo Madero -en contra de la historia de su tío abuelo, Francisco I. Madero-, camina en dirección contraria de los básicos de la democracia, como el reconocimiento de la derrota, y adopta la cultura antidemocrática, como la de Andrés Manuel López Obrador.
En otras palabras, que el PAN del nuevo siglo ha sido incapaz de construir demócratas. Y ni su presidente, Gustavo Madero, aprendió los básicos de la democracia. ¿Será que el PAN vive una etapa terminal; será que vivirá una refundación? ¿Cara o Cruz?
¿SE ACUERDAN?
Hace seis años, López Obrador empezó a dar muestras de desesperación y en sólo una semana acumuló media decena de mentiras.
1. Aseguró que si había recuento y el resultado no le favorecía, no habría movilizaciones. ¿Alguien recuerda la toma del Paseo de la Reforma?
2. Dijo que el gobierno federal habría utilizado los excedentes petroleros para movilizar el voto a favor del PAN. Al día de hoy no existe prueba de ello.
3. López Obrador afirmó que dejaría que Calderón tomara posesión. Evidentemente no sabía que sus correligionarios convertirían San Lázaro en un verdadero mercado.
4. En entrevista con una cadena de televisión de Estados Unidos, Obrador afirmó que él, por voluntad de la mayoría de los mexicanos, era el presidente de México. Y…
5. En la misma entrevista, López garantizó que no participaría en la elección de 2012. Y es que en México no se permite la relección.
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