En el enfrentamiento por el futuro del PAN que sostienen el presidente Felipe Calderón y el dirigente del partido, Gustavo Madero, hay una fecha clave, el 11 de agosto, cuando en el marco del Consejo Nacional se convoque a una asamblea extraordinaria. El mandatario busca que ésta se lleve a cabo antes de su salida de Los Pinos y no en mayo de 2013, como ya se tenía planeado.
Por su parte, Madero busca una reflexión amplia y que la reunión se realice hasta el próximo año, cuando el mandatario panista ya no estará en el poder.
La importancia de la Asamblea es toral: en ella, se plantea discutir una reforma a los estatutos del partido, además de que ahí se formará al nuevo Consejo, el cual tiene facultad de nombrar al nuevo presidente del partido.
En las pasadas reuniones del Consejo la mayoría para componer dicho organismo fue ganada por gente cercana a Calderón, lo que hizo posible que Germán Martínez y César Nava, ambos personajes cercanos al Presidente, llegaran a la dirigencia del instituto.
Pero el escenario actual es muy diferente a como lo era antes de 2010. La escisión entre los llamados “calderonistas” fue ocasionada por el conflicto entre Ernesto Cordero y Patricia Flores, ambos personajes ligados al Presidente, a raíz de los manejos en los festejos del Bicentenario, lo que provocó la salida de Flores del gabinete.
Fuentes del partido señalan que el enfrentamiento entre ambos personajes provocó que los corderistas se aliaran con el sector más conservador y los enemigos del Presidente; la unión de esos grupos le dio el triunfo a Madero, explica una de las fuentes cercanas a la cúpula panista.
Con los cercanos a Calderón divididos, que en la reunión del Consejo se convoque a la Asamblea antes de que termine el año es cada vez una tarea más complicada. Fuentes del partido señalan que los corderistas quieren que Madero deje la presidencia, pero es difícil que lo logren porque no tienen aliados.
Un consejero cercano a la dirigencia nacional ataja la posibilidad de que Madero pueda dejar su cargo antes de que concluya su periodo, en diciembre de 2013, pero coincide en que el partido está dividido. De acuerdo con sus cuentas, Madero tiene más de 60% del Consejo con él y necesitaría dos terceras partes para que lo depusieran, cantidad que ningún grupo alcanza.
“Sería incluso infructuoso para cualquier expresión del partido intentar derrocar a Madero porque ninguna fuerza por sí misma, o suma de varias, alcanza las dos terceras partes que se requieren para que ese supuesto de la norma se complemente”.
Madero se ha reunido con consejeros de varios estados de la República buscando aliados para su propuesta de convocar a la Asamblea hasta el próximo año.
Un legislador integrante del Consejo señala que Madero tiene buenas razones para no aceptar la asamblea extraordinaria en este año porque en ésta se le acusaría totalmente de la derrota electoral cuando él quiere que se reparta la culpa entre el partido, el gobierno y el equipo de campaña.
Entre los apoyos que ha recibido el presidente del partido está el del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, con el cual se reunió la semana pasada y le manifestó apoyo a su permanencia en la dirigencia del partido. Por su gira en Puebla, Madero no acudió a la presentación del libro de Luis H. Álvarez, uno de los dirigentes históricos del partido.
Ante la disyuntiva de refundación, como la propone Calderón, o modernización, como lo plantea Madero, la balanza parece inclinarse por quienes creen que al actual dirigente le corresponderá conducir la transición del partido, básicamente porque la mayoría de los consejeros nacionales le dará su apoyo para concluir su periodo.