Londres 2012 nos ha traído un merecido respiro informativo. No es que no sigan ocurriendo hechos notables en el empedrado camino de la política nacional. Pero por lo menos, llevamos ya una semana en la que suenan otros nombres y otros temas en la información cotidiana.

 

La espectacular ceremonia inaugural en Wembley nos regaló imágenes imborrables. Cuando se hizo el silencio absoluto en el estadio, y comenzó a sonar la primera nota de Carros de Fuego, la sorpresa fue, digamos, británica, al reconocer al teclado al ícono de la comicidad inglesa, Mr. Bean. En México, desde luego, se vino a la mente Ernesto Cordero, quien, por su innegable parecido físico con el comediante, le fue colocado el sobrenombre de Mr. Bean en su campaña, fallida, por conseguir la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional.

 

Pero al continuar la secuencia, Mr. Bean comienza a soñarse entrenando carrera de fondo con los protagonistas de la inolvidable película Chariots of Fire, que relata la odisea del equipo británico de atletismo a principios del siglo XX. Mr. Bean, claro, se va retrasando y, tomando una página del libreto de Roberto Madrazo, toma un taxi y rebasa a todos los demás. ¡Cordero se transforma en Madrazo! Sin querer, los ingleses nos dibujaron una caricatura de la política mexicana que firmaría el monero más prestigiado.

 

Hasta Londres llegaron las protestas del #yosoy132. Pero hubo una estudiante de la UNAM que prefirió seguir trabajando por México a su manera. Nadie le ha preguntado, que yo sepa, si moralmente apoya al movimiento #yosoy132. No importa. Se llama Aída Morán, y su aportación fue otra. Le dolió vencer a su compatriota Mariana Avitia en las semifinales individuales del tiro con arco femenil. Pero logró el sueño de estar en la final. Ahí enfrentó a la número uno del mundo, una de esas coreanas con hielo en las venas. Peleó hasta el final. Perdió por milímetros en la última flecha. Sonrió. No impugnó el resultado, ni hizo berrinche. Felicitó a su rival. Perdió con gracia y con clase. Algo que algunos políticos deberían aprender.

 

A la mitad del camino, México ha conseguido cuatro medallas: tres de plata y una de bronce. La cosecha ya superó al total de lo que logró hace cuatro años en Beijing, y hay todavía una razonable expectativa de incrementar ese número. Faltan clavados individuales, hay un boxeador vivo, México está en semifinales de futbol y, lo más importante, falta el Tae-kwan-do. Desde ya, se puede decir que la participación mexicana en Londres 2012 ha sido un éxito.

 

Y después de romper todas nuestras marcas nacionales en los Panamericanos de Guadalajara, sería probable que Enrique Peña Nieto contemplara mantener a Bernardo de la Garza al frente de la Comisión Nacional del Deporte. Nada habla como los resultados, y el ex candidato presidencial del Partido Verde (tal vez lo único rescatable que ha originado esa parodia de partido político) merece la oportunidad de continuar con una administración que ha podido lidiar con éxito con los conflictivos intereses que hay en el deporte. Mario Vázquez Raña representado por el Tibio Muñoz,  ahí sigue, y los presidentes de las federaciones también. De la Garza los ha conciliado y no es mérito menor.

 

Pero aún falta una semana de competencias, hay que gozarlas y ya habrá tiempo para pensar en asuntos de pantalón largo.

Y así.

 

@jorgeberry