A la par de la tendencia mundial, científicos mexicanos trabajan en el desarrollo de alternativas para enfrentar los efectos adversos de la sequía en la producción de alimentos. De acuerdo con el Centro de Estudios de la Atmósfera de la UNAM, el calentamiento global será determinante en la permanencia del fenómeno.
La sequía más grave que padece México desde hace siete décadas ha causado estragos en 22 estados del país; autoridades de algunas de estas entidades estiman que las pérdidas económica ascienden a más de 33 mil millones de pesos.
Un estudio del Centro de Estudios de la UNAM señala que todo el territorio mexicano tiene algún grado de afectación por la sequía, pero en 24% de la superficie los efectos son severos.
El fenómeno es global y la búsqueda de soluciones también. Un estudio publicado en días pasados por la revista Nature Photonics y dirigido por el físico Jerome Kasparian prueba que el láser puede inducir la formación de gotas de agua en las nubes.
De acuerdo con el científico de la Universidad de Ginebra, Suiza, el método, aún en fase experimental, consiste en ofrecer al vapor de agua un elemento físico, un núcleo al que “agarrarse” y pueda así “condensarse” y convertirse en agua, del mismo modo que hace un espejo que se empaña en un baño.
La del láser, asegura, es una alternativa “limpia” a la fórmula de lanzar sal o polvo de plata a la atmósfera, el método utilizado hasta ahora para estimular las precipitaciones.
México desarrolla maíz sisgénico
Beatriz Xoconostle, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, anunció que cuenta ya con la autorización para iniciar la siembra experimental de maíz sisgénico que requiere aproximadamente 30% menos agua pero que, aclaró, no es transgénico.
Explicó que se modificó un gen del mismo maíz que rompe el azúcar, con lo cual la semilla se hace más resistente, y puede crecer en un suelo que más árido; esto permitirá que se realicen siembras en el ciclo otoño-invierno y sean más productivas.
Después de 12 años el trabajo dio frutos al lograr que las semillas modificadas produjeran una planta resistente a temperaturas de menos dos grados centígrados y tuviera una mayor actividad fotosintética.
En mayo, la investigadora anunció que cumplieron con todos los requisitos legales, y ahora podrá hacerse la primera siembra fuera del laboratorio.
En septiembre iniciará el primer cultivo a cielo abierto en Sinaloa. “Nuestra hipótesis es que pueda sobrevivir a temperaturas extremas, por lo que vamos a medir el agua que necesita, la productividad y comparar controles con otros maíces”.
Xoconostle explicó que este maíz es sisgénico, ya que fue modificado con sus mismos genes y no se involucraron otras especies, que es lo que se hace con los transgénicos. “Luchamos con los ambientalistas por esto, pero con esto podrían salvarse muchas variedades de maíz, ya que son mejoradas. Hay maíces criollos que no se murieron cuando se usaron estas técnicas, y se volvieron más resistente a la sequía”, afirmó.
En el laboratorio del Cinvestav también experimentan con frijoles utilizando el mismo procedimiento para hacerlo más resistente a la sequía. En Oaxaca ya hay algunos cultivos experimentales que podrían ayudar a mejorar esta semilla.
Lluvia cristalizada
Solidificar el agua y almacenarla hasta por seis meses es posible, aseguró Sergio Rico, ingeniero químico egresado del IPN e investigador del sector privado.
En su trabajo diario -diseñando técnicas para limpiar las aguas que se utilizan en la industria-, desarrolló un polímero a base acrilato de potasio, un plástico en forma de hojuelas que solidifica el agua en 45 minutos; en este estado se coloca sobre las raíces de la planta o se mezcla con éstas para mantener la humedad.
“Es igual que el experimento del frijol en el algodón que hacemos en la escuela, la humedad se mantiene y la semilla crece”, afirmó.
Con 500 gramos del polímero es posible solidificar 200 litros de agua, que sirven para humedecer 80 macetas de cualquier grano o planta; las cuales deberán ser regadas cada seis meses mientras que el plástico puede usarse hasta por 10 años.
En el estado de Hidalgo se sembró maíz, frijol, cebada, girasol y cebada con cesta técnica y la producción creció hasta 300%.
En Jalisco y la India también se utilizado esta técnica con muy buenos resultados, a decir de su creador. Por ello, ya están en pláticas con los gobiernos estatales y asociaciones de agricultores para costear esta tecnología
Aunque la técnica se desarrollo en 2002, fue hasta este año que cobró importancia a nivel nacional e internacional derivado de la sequía. En este marco, la tecnología cuenta ya con certificaciones internacional y buscará la nominación para el Premio Mundial del Agua 2013.