El panorama económico global no ha pintado muy bien en últimas fechas. Europa se sume en una crisis y Estados Unidos y los países asiáticos no presentan pronósticos alentadores en materia de crecimiento.

 

Sin embargo, parece que a América Latina no le está yendo tan mal, ¿cuál es el motivo de esto? Algunos expertos señalan que la relación económica de los países latinoamericanos con los mercados asiáticos, especialmente el de China, ha sido el empuje de sus economías en esta fase de recesión. Es cierto, se ha configurado un nuevo mapa de las exportaciones latinoamericanas.

 

El nuevo rol

 

Vale la pena, en primer lugar, destacar el cambio de rol chino en la economía mundial. Su creciente papel en las industrias de la tecnología -junto a su tradicional vocación manufacturera- ha hecho que la demanda de sus productos en el mundo crezca de manera importante, debido a sus bajos costos comparativos. Ya no es China tan sólo la productora de baratijas de hace 25 años, hoy se encuentra consolidado como un país líder en las industrias electrónica, automotriz y de alta tecnología, por mencionar algunas.

 

En el pasado, China era vista por las economías latinoamericanas como un rival en la recepción de inversión extranjera directa (IED), atraída por los bajos costos de la mano de obra. Hoy en día los papeles se han invertido, y China figura cada vez más como inversionista extranjero. América Latina ha pasado del recelo a una relación de conveniencia.

 

El impacto del comercio de China con América Latina puede percibirse principalmente a través de tres vías: a) Las exportaciones latinoamericanas hacia China, b) China como competidor de América Latina en terceros mercados y c)  Las importaciones latinoamericanas de mercadería china (Montenegro et al.).

 

América del Sur se ha beneficiado de los aumentos en los precios de materias primas y alimentos, que son en la mayoría de los casos sus principales bienes de exportación hacia China. La demanda descomunal de estos productos por parte del gigante asiático ha tenido efectos positivos en las economías del subcontinente. Su importancia es tal que hoy en día China ya ha desbancado a Estados Unidos como el principal destino de exportaciones de al menos dos países latinoamericanos: Brasil y Chile.

 

¿Amistades peligrosas?

 

Pese a todo, los beneficios de este comercio no son los mismos para todos los países de Latinoamérica. Para muestra basta un botón llamado México. En nuestro país las bondades de las relaciones comerciales con China sólo han sido un espejismo. México presenta un exagerado déficit en su balanza comercial con China.

 

Para dar una idea de la acusada disparidad en el comercio bilateral (tomando datos de 2010), las exportaciones de México hacia China representaron únicamente 1.7% de sus exportaciones totales, mientras que las importaciones fueron 17.1% de sus importaciones totales. Lo mismo sucede con las inversiones. Las inversiones chinas en México fueron, en el periodo 2003-2009, de 108,4 millones de dólares, que representan únicamente 0.03% de la IED que ingresó a México durante este periodo.

 

Un caso distinto al de los países de Sudamérica en donde las inversiones chinas han crecido de manera sostenida en los últimos años, destacándose en las industrias minera y extractiva.

 

El gobierno chino ha rechazado el mote de “monstruo” que con sus exportaciones está devorando la industria nacional. Apela a un sistema de complementariedad que, mencionan, beneficia a México, aduciendo que gran parte de los bienes de exportación mexicanos están constituidos por maquinaria, electrónicos y equipo ensamblado cuyos componentes tienen su origen en China. Ciertamente y como mencionan Bianco et al. (2012), México ha conseguido con éxito posicionar bienes manufacturados en los mercados de los países industrializados (principalmente Estados Unidos), contrariamente a la mayoría de los países latinoamericanos.

 

Este argumento se derrumba para los ciudadanos comunes, artesanos e industriales, que observamos las calles y centros comerciales inundados con productos Made in China.

 

A manera de conclusión, los países de Sudamérica han aprovechado su relación con China, se han beneficiado de sus inversiones y han convertido al país de la Gran Muralla en un mercado importante para sus exportaciones. Sus balanzas comerciales no son tan dispares como en el caso de México (ver gráfica). Al contrario de las principales economías de América Latina, México aún no modifica el mapa de sus exportaciones. Es hora que dejemos de concentrarnos sólo en el norte y exploremos la inmensidad del mar de oportunidades que se encuentran al otro lado del Océano Pacífico, eso sí, con mucha cautela, que hasta el momento en el comercio bilateral sólo ha habido un ganador: China.

 

* Maestro en Ciencias Sociales por el Colegio de Sonora y Coordinador de Análisis Político en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate. aespinosagr@gmail.com