Todos estamos concientes de que el PAN perdió el poder y el 30 de noviembre saldrá de Los Pinos. La derrota fue terrible. Creo que los panistas, en general, están asumiéndola en su justa dimensión; se hicieron cosas mal y cosas bien, pero finalmente saben que no cumplieron las expectativas de la población. Felipe Calderon, en cambio, no ha asumido la derrota.

 

Durante los seis años de gobierno, el presidente Calderón se encargó de tener bien controlado el partido. Mucho le ayudó que el líder del PAN en esa época, Manuel Espino, fuera una persona que fácilmente generaba animadversión entre los panistas. Espino le negó el apoyo institucional a un Presidente de la República que iniciaba débil su mandato. Su salida, necesaria, dio lugar a un PAN dirigido desde Presidencia … como antaño.

 

Ahora que el PAN deja el poder hay alguien poco dispuesto a dejarlo, Felipe Calderón. Trabajó las últimas dos elecciones de consejeros nacionales para tener el control, tanto de los procesos sucesorios de la dirigencia, como de otras decisiones fundamentales del partido.

 

En algún momento hubo intención de convocar a Asamblea Nacional del PAN antes de que Calderón termine su periodo presidencial, justo para controlarla. Todo parece indicar que los tiempos se alargan y la Asamblea Extraordinaria se convocará cuando ya no sea presidente, pero su esposa, Margarita Zavala, se estaría encaminando como posible sustituta de Gustavo Madero.

 

Una comisión, según decidió el Consejo Nacional este 11 de agosto, se encargará de evaluar la derrota y proponer mejoras para el partido. Cuando uno lee los nombres de quienes integran dicha comisión, se encuentra los mismos nombres que han estado en el tintero azul los últimos años. En la lista hay derrotados como Marco Adame, quien entregará la estafeta morelense a un perredista; diputados que abandonaron a sus electores en bastiones históricos, como César Nava, cuyo distrito fue conservado por el PAN por sólo 607 votos de ventaja; la hermana del presidente Calderón, cuya trayectoria propia es tan innegable como la cercanía política con su hermano.

 

La agenda misma del Consejo Nacional del PAN quedó alterada. Por lo regular sus reuniones duran todo el fin de semana, la del 11 de agosto duró a penas unas horas porque la presencia de Felipe Calderón obligó a acortar y evitar cualquier posible discusión en ese momento. Afuera de la reunión había panistas manifestándose ¿No había consejeros interesados en discutir en ese momento la derrota? Evitemos la discusión so pretexto de evitar la división. Como que me recuerda la refundación del PRI.

 

¿Cuáles tendrían que ser los retos del PAN en este momento? La renuncia de Gustavo Madero era obligada el mismo día de la derrota. No lo hizo porque le habría cedido el control del partido a Felipe Calderón. La Realpolitik lo forzó a permanecer unos meses más, aún asumiendo la responsabilidad del fracaso.

 

El PAN no enfrentará el reto real: volverse a convertir en una opción de gobierno. El PAN enfrentará primero una lucha por el poder, una lucha por definir mecanismos que poco interesan a la ciudadanía: la designación o elección de candidatos, la afiliación, la elección de dirigentes. El PAN se quedó sin agenda desde que Carlos Salinas de Gortari retomó muchos de sus postulados liberales; Vicente Fox ganó con la palabra Cambio, no con una agenda de gobierno.

 

El PAN tendrá logros enormes, sí, pero en conjunto no reflejan ni estilo ni agenda de gobierno. La lucha interna por el poder no los convertirá en alternativa, y pocas probabilidades de éxito tendrán si Felipe Calderón no se aleja de este proceso de evaluación y transformación. Tal parece, no obstante, que Calderón quiere refundar al partido, sin perder el poder (y no, como él mismo retó siendo dirigente del PAN, Ganar el poder sin perder al partido).

 

@GoberRemes