Hasta hace menos de una década, los servicios médicos forenses y el área de periciales en cada ciudad eran áreas olvidadas en la procuración de justicia. Pero los cuerpos comenzaron a llegar y se fueron acumulando, hasta no tener ni espacio ni las especialidades necesarias para atenderlos.
A pesar de seis años de violencia, de superar los 60 mil muertos, los recursos técnicos, humanos y económicos siguen sin llegar de manera suficiente a estas áreas que gracias a su especialización, en países como Estados Unidos, Argentina, Chile o Brasil, permiten resolver crímenes por las pruebas que ofrecen.
En México, no existen bancos de datos confiables y completos sobre identidad de las víctimas que llegan a los servicios médicos forenses, tampoco sobre las características del crimen, balística, fotografía o dactiloscopia, por ejemplo, en el área de periciales.
Tampoco se han integrado las nuevas técnicas sobre identificación antropológica para atender las muertes más violentas.
Para tener una idea, de las 32 oficinas forenses en el país, sólo dos de ellas cuentan con los especialistas completos, el resto ni siquiera tienen espacio o capacidad técnica suficiente para recibir a las víctimas masivas o los cuerpos que son cercenados.
Así, terminará el sexenio de Felipe Calderón en diciembre, con un crecimiento superior al 400 por ciento en el presupuesto en seguridad pública, pero con una inversión mínima en áreas especializadas como los servicios forenses.
Pero lo más grave, el gobierno panista que provocó la espiral de violencia con su estrategia, concluirá con 10 mil personas, por lo menos, que no fueron identificadas por falta de recursos y capacidad técnica de los servicios forenses y periciales, y fueron depositadas en fosas comunes. Se trata de cuerpos que nunca tendrán una identidad y de las que no se sabrá porqué fueron asesinados.
Falta de visión
En sus orígenes y durante buena parte de su existencia, los servicios médicos forenses en el país, fueron ubicados en las cercanías de las funerarias, adscritos a las direcciones de pensiones estatales o cerca del cementerio local o en el mejor de los casos, cerca de la dirección de homicidios de las procuradurías de justicia.
Se trataba de áreas con refrigeradores para conservar los cuerpos y con equipo básico para realizar las necropsias y los estudios de órganos, para poder así determinar las causas de muerte. Generalmente con poco personal y limitados recursos económicos y materiales limitados.
Apenas hace unos cinco años, la escalada de violencia en el país y los saldos de la lucha gubernamental contra el narcotráfico colocaron los reflectores sobre los servicios forenses, en donde ahora toca realizar una tarea de identificación que se complica no sólo por el número de cadáveres, sino por la falta de equipo como por la falta de especialistas y la ausencia de un banco nacional de identificación.
Los debates sobre cómo mejorar la operación de estos servicios, la importancia de que compartan información, la necesidad de crear una oficina de Identificación o un departamento cómo tal con mayores atribuciones, son parte de las discusiones entre quienes están a cargo de estos sitios.
Fue apenas hasta hace tres años que se determinó reunir a los titulares de éstas áreas, para coordinar acciones ante la nueva problemática, sin embargo, la falta de autonomía de éstos, ha provocado que el criterio de las procuradurías o fiscalías sea que quienes acudan a las mismas sean los directores de Servicios Periciales y no los de los forenses.
Sin especialistas
La problemática, relatada a 24 Horas por los 14 de los encargados de Servicios periciales y directores de Periciales del país, refleja que en la mayor parte de estas instalaciones a las cuales llegan los cadáveres o en algunos casos algún fragmento de quien fue asesinado, tienen carencias que van desde la falta de personal, hasta falta de dinero para comprar productos de limpieza.
Del total de servicios médicos forenses (Semefos) en el país, sólo dos cuentan con los 27 especialistas requeridos en trabajos de este tipo. Carlos Barba Rodríguez, director de Servicios Periciales del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, sostiene que sólo ellos y el de la Procuraduría General de la República cuentan con la totalidad de especialidades.
Acota que hasta hace poco tiempo, sólo Jalisco contaba con la plantilla de especialistas total, porque el Semefo de la PGR es de reciente creación.
De los especialistas, los antropólogos y los arqueólogos forenses, son los más ausentes en los equipos de trabajo de estos servicios en el país.
Por ejemplo, en el caso de Nuevo León, donde se han localizado apenas fragmentos óseos de entre cinco y diez centímetros, no cuentan con antropólogo para que realice la interpretación de los datos genéticos de que disponen.
Eduardo Villagómez Jasso, coordinador del Semefo de esa entidad comentó en entrevista que ha buscado a esos especialistas desde hace algunos años, “pero no hay gente, no hay cantidad de antropólogos suficientes para satisfacer la demanda en el país”.
Sin embargo, asegura que el proceso de identificación, de todas formas lo llevan a cabo siguiendo los protocolos internacionales, “nos ha pasado de fragmentos de cinco o diez centímetros, y al final se hace el cotejo para ver si se trata del familiar que la gente está pidiendo que se coteje”.
Rentando refris
Otro problema son en algunos casos las instalaciones que resultan insuficientes para alojar los cadáveres que les llegan.
Felipe de Jesús Cobos Avilés, director de Servicios Periciales de la Procuraduría de Justicia de Coahuila, comentó que el Semefo de Saltillo tiene capacidad para albergar ocho cadáveres, “de repente me llegan 10 o 12, es mucha presión, porque además la identificación muchas veces tarda, si son de otros estados”.
En Nayarit, el cuarto frío es de 5×5 metros y caben máximo 25 cadáveres, así que cuando llegaron 29 muertos del enfrentamiento en el municipio de Ruiz, registrado el 26 de mayo del año pasado, tuvieron que rentar un camión congelador, para poder refrigerarlos porque ese día el total de cadáveres en esas instalaciones era de 39, establece el director de ese Semefo, Jairo Velázquez Franco.
Mientras su homólogo en Michoacán, Ramón Sixtos Guillén asegura “no estamos preparados para este tipo de oleada, cuando se presentan 22 cadáveres, en un solo evento, para ese tipo de acciones, hay que improvisar áreas del Semefo, donde vamos a acumular los cuerpos”.
Dice que la infraestructura para los cadáveres que ya tienen trabajados, es una gaveta para 20 cadáveres, pero nada más cuentan con cinco planchas para practicar las necropsias.
Las horas de trabajo se extienden, la tecnología no llega y los cuerpos no dejan de llegar.