Activistas rusos demandaron a la cantante pues se sintieron “ofendidos”. Madonna, durante los conciertos que ofreció en Rusia, distribuyó pulseras de color rosa para que la gente apoyara de manera abierta, los derechos de los homosexuales. También pisó la cruz ortodoxa durante la presentación.

 

Según el abogado de nueve activistas rusos, Alexander Pochuyev, la demanda está fundada en la violación a la ley aprobada en febrero pasado en San Petesburgo, que establece está prohibido promover la homosexualidad en menores de edad. Al concierto acudieron pequeños de tan sólo 12 años.

 

La demanda se ingresó a la corte el viernes pasado y no es sólo contra la cantante, sino también contra el empresario organizador del concierto y el auditorio en el que se llevó a cabo. Piden resarcir el daño con un monto total de 333 millones de rublos, 10.5 millones de dólares.

 

Si bien Rusia ha cambiado en los últimos años, la apertura social y civil no avanza al mismo tiempo que la mercantil y ante la crítica que se ha hecho al país sobre el tema, Pochuyev dice: “nadie está quemando a nadie en una hoguera ni es la inquisición, la civilización moderna requiere de tolerancia y respeto de los valores diferentes”, publicó la agencia RIA Novosti.

 

Rusia ha estado en la lupa mundial por la dureza de su gobierno. Puttin recibió una presión política y social al detener y sentenciar a las integrantes del grupo Punk Pussy Riot, por cantar estrofas en una Catedral Ortodoxa en la que pedían se fuera del poder Puttin, por lo que recibieron una sentencia de tres años de prisión.

 

Esta nueva actitud tampoco ayuda pues en lugar de distraer la atención hacia lo que ocurre en ese país, la indignación –por lo menos en el mundo musical y político- crece.

 

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