MOSCÚ. Políticos opositores rusos afirmaron que los actuales gobernantes de Rusia son “herederos de los golpistas” que hace 21 años protagonizaron la fallida asonada contra el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov.

 

“Son precisamente los herederos de aquellos golpistas los que están hoy en el poder, los que odian la libertad, la dignidad, los que nos odian a nosotros”, proclamó en un mitin con motivo del aniversario Borís Nemtsov, copresidente de la alianza opositora del Partido Republicano de Rusia y el Partido de Libertad Popular.

 

Otro de los tres copresidentes del bloque, el ex primer ministro Mijaíl Kasiánov, indicó que “han pasado 21 años (desde el fallido golpe) pero el actual régimen heredó el totalitarismo y ya ha iniciado las represiones políticas”.

 

Kasiánov calificó de represalia política la condena de dos años de prisión dictada el viernes pasado a tres integrantes del grupo Pussy Riot por su “oración punk” en la Catedral de Cristo el Salvador en Moscú.

 

“Fue su estribillo, ¡Madre de Dios, echa a Putin¡, por lo que las tres chicas fueron condenadas a prisión”, apuntó Nemtsov, para pasar de inmediato a corear junto con los centenares de congregados “¡Putin, dimite!”.

 

“Igual que hace 21 años hoy son pisoteados nuestros tres principales valores, la libertad, la democracia y los derechos humanos”, constató el tercer copresidente de la alianza opositora, Vladímir Rizhkov.

 

Ya al final del mitin, uno de los defensores de la democracia en 1991, Lev Shimáev, marcó la nota disonante.

 

“¿Quieren el poder? ¿Qué poder quieren? ¿Acaso son capaces de conquistarlo?”, apuntaló.

 

El 19 de agosto de 1991 una junta de altos cargos soviéticos anunciaron al mundo que el presidente Gorbachov había sido relevado de su cargo por enfermedad y que un Comité Estatal de Emergencia (GKChP, siglas en ruso) asumía el poder.

 

Pese a la entrada de tropas en las principales ciudades la oposición popular frustró el golpe y dos días después sus protagonistas ya estaban detenidos.

 

Pero el régimen comunista que pretendían salvar se acabó junto con el golpe y tres meses después también sucumbió la URSS.