Son dos de los principales líderes de sus respectivas regiones. España y Argentina. Paradójicamente entre ambos existe una fría relación a raíz de la expropiación de la empresa energética YPF Repsol. Rajoy mantiene un rictus de preocupación pero Kirchner sonríe cada vez que menciona el nombre de Eva Perón. Podrán ser diferentes entre ellos pero hoy, ambos se encuentran frente al abismo.

 

Si bien es cierto que el presidente español heredó, en cuestiones económicas, un país en llamas, muchas de sus decisiones han sido algo más que bochornosas por no decir ineptas. Dos ejemplos: su intervención tóxica en el banco central y la postergación en la entrega de los presupuestos hasta después de que ocurrieran las elecciones andaluzas.

 

Si resulta difícil salir del laberinto económico, meterse al político de manera simultánea resulta una tentación del abismo. Por las condiciones de desgaste del entonces presidente Zapatero, no era difícil para el PP arrollar en las elecciones generales. El Partido Popular ganó pero su soberbia creció demasiado. Tanto, que el pasado 7 de mayo decidió retirarle el apoyo al gobierno vasco del lehendakari Patxi López. Lo que vino después fue una serie de roces que concluyeron el pasado martes cuando el jefe de gobierno vasco decidió arrojar la toalla.

 

Las elecciones vascas se adelantarán el mismo tiempo que Zapatero adelantó su final, entre cinco y seis meses. Hasta aquí, el problema no aparece. Llegará cuando ni los conservadores ni los socialistas ganen la elección, como tal parece ocurrirá. Quienes posiblemente ganarán son los soberanistas y la izquierda abertzale (híper nacionalista). El coctel es explosivo, simplemente hay que decir que, entre ellos, se encuentran fragmentos del brazo ideológico del grupo terrorista ETA. Si a ello se le suma la presión del gobierno catalán de Artur Mas en materia de autonomía presupuestal, la única pregunta que se puede formular es: ¿Qué hará Mariano Rajoy?

 

El camino presidencial de Rajoy se encuentra justo en el crucero histórico de los caminos de Aznar y Zapatero. El primero intentó arrinconar a las autonomías y el resultado fue terrorífico. Basta decir que el partido independentista catalán, Esquerra Republicana, logró sus mejores resultados electorales de su historia. Y de Zapatero, ni hablar, negó que la crisis hipotecaria de Estados Unidos llegaría a España. El resultado, entre dos y tres millones de departamentos nuevos y vacíos en el momento en que dejó la presidencia y un ejército de desempleados.

 

Cristina Kirchner no entendió aquello de que quien siembra nacionalismo ramplón en tiempos de la globalización cosecha crisis. Bajo el perfume manipulador del peronismo expropió YPF y ahora comienza a ver los resultados.

 

Mientras que Assange y el eje anti sistema lanzaba granadas de verborrea hacia Estados Unidos, el presidente Obama pedía consultas a la OMC para discutir el comercio con argentina. La respuesta de Kirchner intentó ser simétrica. Demandará a EU por cancelar importaciones de carnes y cítricos argentinos. Japón se unió a EU al solicitar consultas con la OMC en materia de otorgamiento de licencias no automáticas impuesto por Argentina, lo que se traduce en la restricción y discriminación de importaciones.

 

A lo anterior, no hay que olvidar que, en marzo, 40 países se quejaron de Argentina sobre el mismo tema que Japón recurre ahora. De la queja, los 27 países de la Unión Europea pasaron a la consulta (similar al significado diplomático).

 

Sin embargo, el optimismo de Kirchner la lleva a pensar en la relección. Es el momento porque requiere de desarrollar un plan de ingeniería en la Constitución para hacer posible su sueño. Sobre el control del tipo de cambio ni hablar; sobre la corrupción hacia el interior de su Gobierno, también. El mejor ejemplo es Amado Boudou, su vicepresidente que entregó a un amigo la concesión en la impresión de billetes.

 

España y Argentina, enfrentados, serán noticia de aquí hasta la Noche Buena.

 

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