Marikana. Sudáfrica recordó hoy con emoción a los 34 mineros muertos en la masacre de la mina de Marikana, donde murieron por disparos realizados por la policía durante una huelga hace una semana, en el episodio más sangriento acaecido en este país desde el fin del régimen segregación racial.

 

Miles de personas acudieron hoy al servicio religioso celebrado en el campamento minero de Marikana, a escasamente un centenar de metros del lugar de la matanza, en un acto marcado por el dolor de las familias y la indignación de los compañeros de las víctimas, que continúan en huelga por trigésimo día consecutivo.

 

La emoción por el recuerdo de la masacre y un calor asfixiante hicieron que un gran número de familiares de los fallecidos perdiera el conocimiento, y tuviera que ser atendido por los servicios sanitarios.

 

Líderes de distintas congregaciones cristianas oficiaron los diferentes actos de conmemoración que tuvieron lugar en diversas minas y ciudades del país, en los que se mezcló el duelo con los mensajes políticos.

 

Pese a las llamadas de los líderes religiosos a no politizar la muerte de los mineros, la catástrofe se ha convertido en un juego político, con el Gobierno de Sudáfrica tratando de lavar la imagen tras la gestión de la tragedia, y sus adversarios instrumentalizando la crisis social que ha desencadenado la huelga en Marikana.

 

El escenario preparado para acoger a 70 mil personas por el Gobierno y las minas de la zona se quedó vacío, mientras que el evento organizado por una facción disidente del partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (CNA), logró un récord de asistencia.}

 

La huelga en la mina ha puesto de manifiesto la fractura de un país que atesora enormes recursos, pero que apenas ha logrado reducir las diferencias heredadas del “apartheid”, el régimen de segregación racial impuesto por la minoría blanca hasta 1994.

 

La mina de Marikana, donde la gran mayoría de los empleados secundan una huelga desde el pasado 10 de agosto, permaneció parada hoy en memoria de los fallecidos y para permitir que sus 28 mil trabajadores acudan a la conmemoración.

 

Pese a la “tregua” declarada entre las partes en conflicto debido a la conmemoración de la tragedia, la situación continúa siendo tensa en la explotación, al tiempo que el conflicto se extiende a otras minas de la zona.

 

Más de cien mineros del sindicato AMCU (Asociación de Minería y Construcción) marcharon hoy hasta el lugar de la celebración provistos de palos y lanzas, con un lazo negro en memoria de los fallecidos, para dirigirse después al lugar de la masacre.