El próximo primero de septiembre comienza un nuevo periodo de sesiones con un nuevo Congreso, el cual, en su mayoría, estará representado por el PRI y el PRD, situación que generará un periodo legislativo en donde la deliberación en torno a la agenda principal de cada partido y la agenda sobre las necesidades del país construirán los escenarios de concertación, negociación y conflicto al interior de ambas Cámaras.
Uno de los temas principales a atender en la agenda legislativa, así como en la estrategia de gobierno, será el económico. El contexto internacional marcado por el fuerte impacto de la crisis financiera europea, además de la desaceleración de China y la poca expansión económica de Estados Unidos, obliga a pensar en una estrategia económica que nos mantenga preparados ante la inestabilidad global.
En materia económica resulta de fundamental importancia para nuestro país y la agenda legislativa del siguiente sexenio realizar reformas estructurales en materia energética, laboral, fiscal y de telecomunicaciones, entre otras. Diferentes organismos internacionales, como la CEPAL, la OCDE y el Banco Mundial; han coincidido en que México debe tener en cuenta algunos aspectos fundamentales de estas reformas para garantizar su éxito:
Energía:
La retirada más rápida de los subsidios a la energía y los combustibles.
Se debe reducir la dependencia de los ingresos petroleros y acumular las reservas en sus fondos de estabilización petroleros. Esto es necesario debido a la volatilidad del precio del petróleo que provoca una reacción en cadena que repercute en todos los bienes y servicios (alimentos, gas, viajes, electricidad, gastos de matrícula, entretenimiento y salud).
Reducir los subsidios a insumos variables a la electricidad.
Reducir las adjudicaciones directas y aumentar el uso de licitaciones abiertas y competitivas en Pemex.
Laboral:
Promover incentivos para trabajar en el sector formal integrando mejor los distintos sistemas de salud y supeditando el componente de subsidio del Seguro Popular al nivel de ingresos de cada individuo.
Terminar con la simulación sindical y la precariedad laboral.
Diseñar un esquema de regulación alternativo que favorezca la innovación, el incremento de la productividad y la calidad de los empleos, posibilitando la cohesión social.
Tributario:
El sistema tributario debería simplificarse.
La reforma fiscal debería incrementar los ingresos mediante la ampliación de la base gravable y un fortalecimiento de la administración tributaria.
Los ingresos también deberían aumentar mediante la inclusión de más contribuyentes en el sistema tributario y limitando el uso de los paraísos fiscales por parte de los contribuyentes mexicanos.
Es necesario desarrollar un enfoque multianual para el presupuesto centrado en el desempeño del gasto y la eficacia del gobierno.
Llevar a cabo íntegramente el plan de consolidación fiscal, a menos que el crecimiento resulte significativamente menor a lo esperado.
Telecomunicaciones y transportes:
En el sector de las telecomunicaciones, es necesario eliminar los límites impuestos a propiedad accionaria de extranjeros e introducir una regulación basada en las mejores prácticas.
Reducción de las barreras a la participación extranjera en los sectores de telecomunicaciones y transportes.
Otros:
Revisar los programas como Procampo, cuya fecha de expiración ya está muy cercana, por lo que se deben reconsiderar los objetivos específicos y si se ha llegado a las metas establecidas.
Sustituir los subsidios por transferencias en efectivo para los más pobres.
Aumentar la integración entre los sistemas electrónicos del IMSS, Pemex, CFE y Compranet.
Mejorar el marco de condiciones para la innovación, mediante la mayor inversión en capital humano en todos los niveles y sectores de la economía.
Si bien estas reformas resultan de vital importancia para el crecimiento económico de nuestro país, al parecer por la coyuntura actual, el primer periodo de sesiones orientará sus esfuerzos en una agenda política enfocada en la corrupción, la transparencia y la relación de los medios con el gobierno. Los partidos se han expresado de diferentes formas en relación a esta agenda, sin embargo no se encuentran aún en el panorama las discusiones de fondo sobre la agenda económica. Quizás sea momento no sólo de incentivar sino de exigir que dicha discusión encuentre espacio fértil entre las preocupaciones de los legisladores.
Al día de hoy existen infinidad de reformas preliminares, inconclusas o bien pospuestas. El tintero de la actividad legislativa queda siempre a punto de desbordarse. El nuevo Congreso necesitará sacar adelante aquellos pendientes de anteriores legislaturas y, a su vez, tomar la batuta para lograr estas reformas urgentes.
* Abogada egresada del ITAM, asistente de investigación en Contorno Centro de Prospectiva y Debate. bvazquez@contorno.org.mx @nimoshite
Referencias:
OCDE, Estudios económicos de la OCDE, http://www.oecd.org/
Banco Mundial, Perspectivas de crecimiento para América Latina, http://blogs.worldbank.org/
CEPAL, Regulaciones laborales, calidad de los empleos y modelos de inspección: México en el contexto latinoamericano, http://www.eclac.org/