La Confederación de Cámara Industriales (Concamin) expuso que en la actualidad 16.6 por de los cigarros vendidos en el país tiene su origen en el contrabando, ya que hay alrededor de 102 marcas que se comercializan sin consentimiento de las autoridades.
El presidente de la Comisión de Comercio Interior del organismo, Raúl Picard del Prado, argumentó que el incremento del impuesto al tabaco ha impulsado la comercialización ilegal de cigarros en México, al volver rentable el contrabando para los criminales.
El aumento de precios en las cajetillas de cigarros de los últimos años, en lugar de disminuir el consumo y aumentar la recaudación, ha contribuido a la venta de productos que incumplen con los requerimientos de la ley, señaló.
En conferencia de prensa, Picard del Prado llamó a las autoridades correspondientes a trabajar de forma coordinada para combatir el comercio ilícito y revisar el actual sistema, a fin de evitar las distorsiones en el mercado que han vuelto atractivo el tráfico de tabaco.
De acuerdo con la Concamin, la competencia desleal de estos productos ha generado pérdidas en las industrias establecidas en México y a los agricultores de tabaco.
Y es que las cajetillas que entran de forma ilegal al país, provenientes principalmente de China, Estados Unidos y Paraguay, se venden muy por debajo del precio de los productos de las empresas establecidas.
Picard del Prado expuso que estos cigarros se comercializan hasta en 10 pesos en lugares públicos, lo que representa una diferencia de hasta 30 pesos respecto a las marcas autorizadas por las autoridades mexicanas.
De hecho, un estudio realizado por la Concamin indica que nueve de cada 10 cigarros ilegales son vendidos en el comercio no organizado, principalmente en las tiendas del canal tradicional y tianguis.
El directivo precisó que los cigarros de contrabando no cumplen con las especificaciones en la materia, como las imágenes o leyendas preventivas, además de no saber su procedencia, calidad y consecuencias de los mismos.
Asimismo, el incremento de impuestos a las cajetillas ha proliferado la venta de cigarros “sueltos” o por unidad, a pesar de ser considerado un delito tanto para el que compra como para el que vende.
Picard del Prado cuestionó que tratar de inhibir el consumo del producto a través del incremento de impuestos sólo genera contrabando e ilegalidad, ya que en número de fumadores no se reduce y el mercado sale de control.