TAMPA, Florida. Los pocos manifestantes reunidos bajo el húmedo cielo en un parque a unas calles de la sede de la Convención Nacional Republicana dijeron el domingo que ni siquiera un huracán que se supone provocará fuertes lluvias en Tampa evitará que salgan a dar su mensaje de que la clase media en Estados Unidos está en problemas y necesita ser restaurada.
Bloques gigantescos de hielo con las palabras “Clase Media” se derretían en este día tibio y lluvioso. Los manifestantes del movimiento Ocupa dicen que representa la desaparición de la clase media.
Ese mensaje resuena para Tom Gaurapp y Cheryl Landecker, ambos de 52 años, y residentes de Illinois. Ellos trabajaban para Sensata Technologies, propiedad de Bain Capital, la firma de inversiones que cofundó y dirigió el aspirante presidencial republicano Mitt Romney. Ellos dijeron que 170 empleos de ahí, incluyendo los de ellos, fueron enviados a China.
Los manifestantes de Ocupa suelen ser en su mayoría jóvenes que creen que el sistema financiero está moldeado en contra de la mayoría. Pero en Tampa, muchas personas de mayor edad se unieron a las protestas.
Entre ellos estaban Gaurapp y Landecker, quienes dijeron que hace sólo unos años, nunca hubieran considerado unirse a tal manifestación.
“Pero tampoco pensábamos que nuestros empleos se irían a China”, dijo Gaurapp.
Sobre la convención republicana, Romney insinuó que no se tiene pensado cancelar la reunión debido a la tormenta y dijo esperar que la gente que viva en los lugares donde ésta pueda pasar no sufra “ningún daño importante”.
Sin embargo, Sally Bradshaw, republicana de Florida y asesora desde hace tiempo del ex gobernador del estado Jeb Bush, no se mostró tan optimista. “Hay desorden por todos lados y muchos riesgos”, afirmó. “No es bueno para nadie, en especial las personas afectadas por la tormenta”.
Difícilmente se trata de la llamativa apertura que esperaban los que organizaron el evento y se corre el riesgo de que la opinión pública sea testigo de una yuxtaposición en la que los republicanos estén de fiesta mientras la tormenta avanza hacia la costa norte del Golfo, casi siete años después de que el huracán Katrina devastó Nueva Orleáns.
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