Los funcionarios de la Agencia de Inteligencia estadunidense (CIA, por sus siglas en inglés) que resultaron heridos en un tiroteo en la carretera de Cuernavaca, entraron a México en forma clandestina procedentes Afganistán, revelaron a 24 HORAS fuentes del gobierno federal.
Los dos agentes, que fueron atacados cuando viajaban en compañía de un capitán de la Armada de México, al salir de una base secreta en Xalatlaco, Estado de México, llegaron al país para impartir cursos a las Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina.
La información oficial muestra que los funcionarios de la CIA llegaron a México con visa de turista, sin cumplir con los protocolos formales. Ni la Embajada de Estados Unidos ni la Marina mexicana notificaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores sobre su presencia. Tampoco reportaron su presencia a alguna otra área del gobierno federal.
Los agentes ingresaron al territorio mexicano utilizando pasaportes a nombre de Stan Dove Boss y Philip P. Quincannon, nombres falsos que fueron utilizados como cobertura y proteger su identidad real. La CIA, como otros servicios de inteligencia del mundo, suelen utilizar documentación real con nombres falsos, por razones de seguridad.
El pasado viernes, cerca de la carretera a Cuernavaca, a la altura de Tres Marías, los dos agentes de la CIA y un capitán de la Armada viajaban en una camioneta Toyota con placas diplomáticas y con un blindaje nivel 7, fueron emboscados por varios autos que les dispararon de manera articulada y bien entrenada.
La habilidad del conductor, que era uno de los funcionarios estadunidenses, les permitió evadir el cerco impuesto por quienes les disparaban e identificaron como policías federales.
Los agentes de la CIA resultaron heridos, por lo que fueron trasladados a un hospital de Cuernavaca, por una patrulla de la Policía Federal, adscrita a la zona de Morelos, a un hospital de Cuernavaca.
Del nosocomio morelense fueron trasladados, rápidamente, al hospital Naval de la Ciudad de México, desde donde partieron a Estados Unidos, sin notificar a otras autoridades mexicanas. Salieron del país de la forma en que llegaron, de manera clandestina.
Antes de irse, los dos agentes de la CIA no rindieron declaración ministerial, por ello la PGR no pudo acusar penalmente a los policías federales de intento de homicidio.
Ante esta prueba faltante, los 12 policías fueron sometidos a arraigo domiciliario, pero sólo por el presunto delito de abuso de autoridad.
La procuradora Marisela Morales declaró el miércoles que había sido su institución la que autorizó la salida de los estadunidenses, por motivos de salud y así pudieran atenderse en el lugar que ellos consideraran más seguro.
Sin embargo, fuentes del gobierno federal, aseguraron a este diario que la razón por la cual fueron extraídos de México, es porque no puede documentar oficialmente su presencia.
Esta situación irregular colocó a la Marina mexicana y a la CIA en una posición incómoda, porque no pueden informar oficialmente sobre el uso de capacitación que para efectos institucionales no existe.
Los comunicados de la Embajada de Estados Unidos en México primero informaron que estaban ofreciendo entrenamiento a la Marina en el campo de Xalatlaco, por ser instructores; sin embargo después se precisó que el papel que tenían en el país en realidad era como observadores. Este cambio en el papel que desempeñaban los agentes de la CIA, es precisamente el matiz que están pretendiendo utilizar como una puerta de salida al conflicto diplomático que se inició en este caso.
La información obtenida por este diario en los registros oficiales, establece que no era la primera vez en que los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos estaban en territorio mexicano de forma clandestina.
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