Hace tiempo había incluido en mi lista de restaurantes que quería conocer  el Bar Tomate y el Oscar Wilde 9, sobre todo después de ver que este último, tenía una reseña en la conocida revista norteamericana Food & Wine.  Además, hace tiempo no había visitado el DO y tenía curiosidad de ver que es lo que están haciendo, sobre todo en cuestión de ingredientes españoles.

 

Visité el Bar Tomate un sábado a medio día. El lugar está ubicado sobre la tienda de Luis Vuitton en Mazaryk. Es un concepto traído directamente de España por el grupo restaurantero Tragaluz y sus socios mexicanos. Me encantó la decoración: con toques de madera y colores claros, el restaurante crea un ambiente informal que invita a relajarte.

 

Esto contrastaba con el servicio. A pesar de que el lugar estaba casi vacío, era atropellado. Durante la comida, les tuve que pedir varias veces que me sirvieran el vino y agua que se encontraban en hieleras en una mesa de servicio contigua. La carta de vinos aunque amplia, se ve que no estaba actualizada.

 

Pedí mi tercera opción de vino, ya que las primeras no estaban disponibles. Sin duda, lo mejor del día fue el tartar de jitomate, un jitomate rostizado finamente picado y aderezado como si fuera una carne tártara que resultó un platillo divertido y rico. De segundo tiempo pedí un arroz, especialidad de la casa, con mariscos.

 

Al probarlo resulto incomible, ya que estaba saladísimo. En lugar de esperar la medía hora que tardaría rehacerlo, pedí una coca con albahaca fresca, jitomate deshidratado y queso mozzarella. Me trajeron una pizza alargada, bastante mediocre, ya que le faltaba un poco de cocción a partes de la masa. Sin duda, es evidente que este lugar es para ver y ser visto, más que para comer como Dios manda.

 

El viernes siguiente visité el restaurante Oscar Wilde 9. El lugar es pequeño con una cocina abierta. La decoración es sencilla, muy acogedora y con pequeños detalles. Fui recibida por un simpático perro, que pensé era de los señores que estaban comiendo en el lugar. Sin embargo al irse y ver que no se lo llevaron, me di cuenta que estaba para quedarse. No me vayas  a malinterpretar, me encantan los perros, sin embargo, considero que un restaurante no es el lugar para tener un perro y menos si este vaga libremente entre mesa y mesa.

 

Pero bueno, para empezar, de cortesía de la casa, nos sirvieron unos chiles jalapeños rellenos, los cuales estaban muy ricos. La carta es limitada y depende de la oferta del día. No cuentan con carta de vinos y únicamente existe una opción de un vino de aguja rosado o tinto. Al preguntar sobre el vino, me dijeron que era el de la casa y de la región de España.

 

No pude obtener más información. De entrada pedimos unas quesadillas, las cuales venían cortadas a la mitad con epazote, como las comería en casa, y unas tortitas de elote estilo blinis que venían acompañadas de crema y salsa, combinación que, confieso, no fue muy exitosa. De segundo tiempo pedí un salmón con salsa miso y jitomate cherry. Al pedirlo, le insistí al mesero que por favor me lo sirvieran termino medio. Cuando me lo trajeron estaba sobrecocido.

 

El salmón sobrecocido en mi opinión, con su textura dura y seca e intenso aroma a pescado, es un recuerdo de lo que podría haber sido, ya que el salmón está arruinado. El mesero me ofreció traerme de nuevo el plato, ya que estaban preparando uno para otra mesa. Tenía tanta hambre, que acepté su oferta.

 

La cocción ahora si estaba perfecta, sin embargo, no había mucho que decir de la presentación: nadaba en un caldo sin mucho sabor y los jitomates estaban puestos al final sin siquiera cocinarse. Venía acompañado de un arroz, el cual se quedó en mi mesa desde el primer intento de salmón y al llegar el nuevo plato estaba frío.

 

El servicio era descuidado, despistado y lento. De postre pedí una tarta de manzana, que estaba buena, pero sin más comentarios. Sin duda, el lugar es muy agradable, pero la comida no me impresionó y aún me pregunto cómo es que sin siquiera servir vino, fue reseñada por esta famosa revista.

 

Y finalmente, el sábado pasado, fui al DO. Al llegar, me atendieron de maravilla. Pedí una botella de vino y un jamón ibérico 100% bellotero, que estaba fabuloso. También como botana, pedí unos cogollos que estaban buenos. Todo fluyó, hasta que llegó el momento del segundo tiempo que tardó una eternidad. Había pedido un pescado entero a la parrilla. Pasaron casi 50 minutos para que llegara a la mesa.

 

El mesero, que a leguas se veía no estaba entrenado para servir el pescado, se dedicó a descuartizarlo y servirlo. Al probarlo, estaba helado. Le comenté lo sucedido al capitán y le pregunté qué platillo me podría preparar rápidamente, ya que moría de hambre y tenía prisa. Quedó de enviarme inmediatamente unas sardinas que también estaban en el menú. Pasaron otros 40 minutos. Los meseros se olvidaron de la mesa y ni siquiera refrescaron la canasta de pan para la espera.

 

Después llegó el capitán con otro pescado, llevaba una hora y media esperando el segundo tiempo. Ofreciendo una disculpa, me dijo que el chef había decidido prepararlo una vez más. El pescado estaba cocinado perfectamente y delicioso. Sin embargo, me hubiera encantado que el chef antes de disponer de mi tiempo y hambre, me hubiera preguntado si quería esperar tanto tiempo para que se reivindicara, a lo cual me hubiera negado rotundamente. Yo quería comer, no que me sirviera el platillo bien en el segundo intento y me hiciera esperar tanto tiempo. Salí corriendo del lugar, llegué tarde a mi siguiente cita y quedé invitada a nunca más regresar.

 

Sin duda no todo lo que brilla es oro, ni por más bonito que se vea el lugar. Hay muchas opciones de restaurantes en Polanco, pero sin duda, ahora si, me fue mal. Los restaurantes fueron una gran decepción por su poca atención a los detalles y calidad en sus alimentos. Pero bueno, como dicen, para gustos hay colores. Para mi, si no hay buena comida, no vale la pena regresar al restaurante.

 

Espero que tengas un maravilloso domingo y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

 

 @anasaldana | ana@anasaldana.com

 

Bar Tomate

Emilio Castelar 229,

Col. Polanco

Tel. 5280-6099 y 5280-6187

 

Oscar Wilde 9

Oscar Wilde 9,

Col. Polanco

Tel. 5280-2723

 

DO Denominación de Origen

Hegel 406

Col. Polanco

Tel. 5255-0912 y 5255-0612