Nueva información se añade al misterio de lo que sucedió hace dos semanas en Tres Marías. Eran tres y no dos los agente de la CIA que viajaban a bordo de la camioneta contra la que dispararon policías federales.

 

El nombre del funcionario de la agencia de inteligencia estadunidense se desconoce, pero en el expediente que integra la Procuraduría General de la República (PGR) quedó asentada su presencia como uno de los cuatro pasajeros, de acuerdo con la declaración del capitán de la Marina mexicana, que viajaba como enlace con los agentes de la CIA.

 

Esa misma declaración revela, además, que el ataque fue directo contra los tripulantes de la camioneta Toyota con placas diplomáticas. El capitán describe lo que ocurrió y sostiene que los disparos fueron dirigidos a puntos en los que podía vencerse el blindaje de la camioneta, la parte delantera y lateral, pero particularmente por el techo del vehículo, en donde pocas personas saben que el blindaje es más vulnerable.

 

“Cuando empezamos a sentir los disparos por el techo, entonces sí, dijimos, ya nos llevó la chingada”, expresó el capitán.

 

La mañana del viernes 24 de agosto la camioneta Toyota en la que viajaban los tres agentes de la CIA y el capitán de la Marina se dirigían a la base Naval de El Capulín, centro de entrenamiento y de inteligencia de la Armada. Su viaje era el tercero, por lo menos, y en el trayecto fueron emboscados por hombres que identificaron como policías federales vestidos de civil.

 

La Marina y la Policía Federal aseguraron después que fue una confusión y que estaban en un operativo contra los secuestros en la zona. Incluso el titular de la Armada, Mariano Saynez, aseguraría que ni siquiera eran agentes de la CIA y que sólo viajaban dos estadunidenses. Sin embargo, las investigaciones de la PGR y el testimonio del capitán revelan otra cosa.

 

“Sabían quiénes eran, porque no era la primera vez que viajaban por la zona y fueron directo contra ellos. Lo que no sabemos es si era por alguna operación encubierta que realizaron o si ellos representan un blanco por ser agentes extranjeros y utilizarlos para enviar algún mensaje”, sostuvo una fuente de alto nivel del gobierno federal.

 

Hace una semana, 24 HORAS publicó que los agentes de la CIA habían ingresado a México procedentes de Afganistán y que habían estado en el país en varias ocasiones antes, utilizando nombres falsos con documentos oficiales.

 

De acuerdo con los reportes de la Marina, entregados a PGR, oficialmente los agentes estaban en el país sólo para entrenamiento y supervisión, desconociendo si llevaban a cabo otras tareas en el país.

 

La información obtenida por este diario muestra que se trata de agentes de la CIA jubilados, recontratados por la misma agencia para realizar tareas en diferentes países, entre ellos México.

 

La PGR no hizo algún intento por interrogarlos en los dos días que permanecieron bajo vigilancia médica, por las heridas que recibieron a consecuencia de las esquirlas de los vidrios que provocaron los disparos. El tercer día, de forma sorpresiva, abandonaron el país, sin reportarlo a alguna autoridad.

 

Un ataque dirigido

 

En el municipio de Xalatlaco, Estado de México, muy cerca de Tres Marías, la mañana del jueves 23 de septiembre, el director de Relaciones Públicas del INAH, Salvador Vidal, fue secuestrado en la zona y llevado a una casa de seguridad, en donde había otras dos personas privadas de su libertad.

 

Las declaraciones de varias víctimas coinciden en que los secuestradores se comportaban como policías, por lo que las investigaciones de PGR se perfilan a que un grupo de policías o ex policías, vestidos generalmente de civil, operan en la zona.

 

El 24 de septiembre, a sólo dos kilómetros de distancia del secuestro del funcionario del INAH, la camioneta Toyota fue emboscada por hombres armados con AR-15 que habían llegado al lugar a bordo de tres vehículos. La declaración del capitán de la Marina sostiene que eran civiles, que nos les marcaron el alto y que al preguntar los americanos qué hacían, él sugirió huir del lugar.

 

“Si hubieran sido policías uniformados en sus patrullas nos hubiéramos detenido, pero eran civiles y sus vehículos no tenían identificaciones”, explicó el marino.

 

El parte policiaco asegura que “los elementos de la Policía Federal presumieron que podría tratarse de un vehículo que acababa de ser robado. Como parte de las maniobras realizadas para dar alcance a los vehículos, los elementos le dispararon a la camioneta con placas diplomáticas, con la finalidad de lograr que detuviera su marcha”.

 

Sin embargo, la declaración del capitán junto con las primeras periciales muestra que comenzaron los disparos cuando el vehículo aún no avanzaba y fueron dirigidos a puntos específicos, con la intención de vencer el blindaje.

 

Uno de esos puntos fue al techo de la Toyota, por lo que sus tripulantes identificaron que tiradores bien entrenados y colocados en puntos estratégicos les estaban disparando. El conductor de la camioneta logró salir del lugar y los policías les continuaron disparando.

 

Sin pruebas de operativo

 

Oficialmente se ha informado que los agentes federales habían sido asignados a una investigación sobre secuestros. Pero la Policía Federal no ha presentado a la PGR los oficios en los que se les comisiona, tampoco existen los reportes de radio, en los que se demuestre que dieron aviso sobre la localización de la camioneta con placas diplomáticas, las cuales son consideradas como un “blanco sensible”, por lo que se debe reportar de inmediato a los superiores que se persigue o intenta detener un vehículo que porta ese tipo de identificación.

 

Comparecieron en PGR los comandantes de la Policía Federal adscritos a Morelos y a Tlalpan, quienes reconocieron que no tenían reportado algún operativo especial en la zona y tampoco comisionaron a personal de civil para ello.

 

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