El fin de semana me dí una escapada romántica al bello puerto de Acapulco para descansar. El Banyan Tree Cabo Marqués se ha convertido en mi refugio favorito para cargar pilas. No sólo es fácil de llegar, dada su proximidad al Distrito Federal, sino que también este hotel se encuentra en una ubicación privilegiada. Nada tiene que ver esta experiencia con las típicas imágenes de Acapulco. Al llegar uno inmediatamente se siente transportado al sudeste asiático o algún lugar lejano.

 

 

La construcción está edificada sobre un pronunciado acantilado con impresionantes vistas. Sus 45 habitaciones son grandes cubos de vidrio que crean la sensación de estar suspendidos en medio de la nada. Cada habitación se accesa vía una puerta independiente que abre hacia el patio interior. Cada patio tiene una pequeña alberca con vista al mar.

 

En su interior, las habitaciones cuentan con todas las comodidades, incluyendo una gran bañera que te permite relajarte en la tina mientras admiras el hermoso mar del Pacífico. La arquitectura nos transporta a la típica decoración asiática con muebles de teca, techos blancos triangulares y decoración minimalista con detalles de seda y, bueno, para dar un toque mexicano, un hermoso huipil en lugar de un cuadro.

 

 

En la habitación las comodidades abundan. Cada una tiene un despertador con una base para iPod, una cafetera Nespresso y agua ilimitada, así como acceso a internet. Es impresionante, pero nunca me he podido explicar cómo en cafeterías en donde uno compra un café de 30 pesos nos dan acceso a internet gratis y cómo mientras más cara es la habitación, más caro es también el servicio de internet. Es una delicia llegar a un hotel en donde sólo hay que conectarse al WiFi y uno puede navegar sin mayor problema.

 

 

El hotel no cuenta con acceso a la playa, pero ni lo notarás al estar en el patio de tu habitación absorbiendo las vistas espectaculares, pero además, teniendo la oportunidad de entrar en contacto directo con la naturaleza. Desde mi balcón, vi a los pescadores ir y venir en su trabajo diario, aves volar llevándose por las corrientes, las hermosas vistas del acantilado, hermosos veleros y yates pasar enmarcados por la bahía de Acapulco y el enorme mar abierto.

 

Además, como uno esperaría de estas cadenas de hoteles del sudeste asiático, el servicio es impecable. La gente es atenta. Mientras caminas por el hotel, todos sonríen, todos quieren saber si estás disfrutando tu estancia, si hay algo para que estés más confortable. Es una delicia dejarte atender y consentir en este hotel.

 

Bueno, y me preguntarás con razón, que tal la comida. Hay varias opciones para todos los gustos. El restaurante insignia es el Saffron, un restaurante que, además de una espectacular vista, tiene una cocina muy buena inspirada en los sabores del sudeste asiático y que está abierto únicamente en las noches. Para desayunar, uno puede hacerlo en la comodidad de su cuarto o ir a La Nao, un agradable restaurante con un impresionante buffet. El mismo restaurante, está abierto el resto del día. A mediodía, comí delicioso arroz con tinta de calamar que aún me estoy saboreando, acompañado de un vino blanco de la región de Rueda. Sin duda, el mejor platillo que he comido en este restaurante.

 

Otro día, en el mismo lugar, comí una deliciosa hamburguesa, con carne de primera calidad y preparada perfectamente. Para algo más informal y playero a mediodía, está el restaurante Las Rocas, ubicado a orillas del mar, con una agradable alberca. Si tuviera que escoger un restaurante en el hotel, éste es mi favorito.

 

En mi última visita, comí una pizza preparada a las brasas, degusté deliciosos y frescos cócteles y un pulpo a las brasas con pesto increíble. Este lugar es mi predilecto no sólo por su ubicación, sino también porque siento que es el lugar en donde mejor organizados están. Es sorprendente, pero aún después de estar abiertos tanto tiempo, la experiencia culinaria en el hotel es inconsistente, sobre todo cuando hablamos del servicio a la habitación. El personal es atento y hace todo por agradar, pero la mayoría de las veces los pedidos están incompletos, tardan más de lo prometido o los platillos no son lo que se pidió. Es algo en que hay que trabajar en el hotel todavía. Me sorprendió esta vez durante mi estancia, como pedía la misma cosa en el menú después de haber tenido una maravillosa experiencia con el platillo y me daban algo totalmente diferente la siguiente vez. Para mí, es indicativo de la poca estandarización y controles de calidad en cuestión de alimentos en el lugar. La comida es buena y hay veces que los platillos impresionan, pero todavía creo que podría ser mejor.

 

 

Pero sin duda, lo que más me gusta de este lugar, además de sus cuartos y vistas espectaculares es el spa. No cuenta con grandes instalaciones, albercas y vapores, sino con casitas íntimas, equipadas con una pequeña tina con impresionantes vistas al mar. Las masajistas vienen de Tailandia y no decepcionan. Puedo decirlo con la mano en la cintura: son de los mejores masajes que me he dado en México. Bien vale la pena visitar el lugar, sólo por su spa.

 

Ahora sí que te puedo decir que regrese renovada, descansada, pero sobre todo apapachada. El Banyan Tree Cabo Marqués es el lugar ideal para escaparte si lo que buscas es descansar y relajarte en pareja, ponerte al corriente en tus lecturas y no hacer nada más que disfrutar de la brisa del mar y el increíble clima de Acapulco.

 

Espero que tengas un maravilloso viernes y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

 

@anasaldana | ana@anasaldana.com

 

Banyan Tree Cabo Marqués
Blvd Cabo Marques Lote 1,

Col. Punta Diamante, Acapulco, 39907

México

Tel. 001-800-364-0291